Dayana era una chica mexicana, como cualquier otra. Tenía sueños que quería cumplir a cualquier costo, trabajadora y solitaria. No mal entiendan, tenia amigos pero prefería andar por la vida caminando sin necesidad de nadie ...
Llega esta nueva hist...
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Casi nunca suelo buscar a Carlos antes de una clasificación, me gusta que mi fisioterapeuta me relaje y más porque desde la primera carrera no podía ubicarme en los primeros lugares y la verdad, me estresaba demasiado. Aunque no negare me sentí más tranquilo cuando vi a Daya y Mauro por el paddock, habíamos pasado una noche increíble y me hacía muy feliz el hecho de que no quiso romper el compromiso. En fin.
Me dispuse en buscar a Carlos, creo que traía mucha energía y me sentía demasiado feliz como para no contarle las cosas. Pero hubiera preferido no haberlo hecho, cuando llegue a donde estaban teniendo una sesión de fotos lo escuche platicar con Dayana
- Ese es mi problema, sé que quiero a Lando, pero no lo suficiente como para casarme con él. Tú mejor que nadie sabes que todo este tiempo Leclerc no ha salido de mi corazón y desde que lo veo convivir con Mauro hace que lo ame y hasta cierto punto anhele la familia con él. Pero no quiero lastimar a Lando, él siempre ha estado ahí, siempre me ha apoyado, me ha amado y hasta a mi hijo. ¿Cómo es posible no romper un corazón como el de él? No puedo hacerle esto Carlos, quiero tanto a Lando que, si un día lo pierdo, perderé una parte importante de mi vida.
- ¿Y ambos merecen sufrir de esa manera? Casarse porque tú tienes miedo de perderlo cuando en realidad él si te ama
- No lo sé, tengo tanto miedo Carlos. Miedo de perder a Lando, pero a la vez miedo de no ser lo suficientemente fuerte para olvidar a Charles.
- Creo, mujer que debes pensar la situación detenidamente porque los días avanzan y para Lando puede ser muy doloroso si rompes el compromiso semanas o días antes de la boda.
En ese momento sentí que el mundo no daba más vuelta. Que no giraba más, que la vida todo este tiempo solo había sido un sueño del cual debía despertar. Entendí que no me amaba, me quería lo suficiente para llorarme, me quería como un amigo o al menos eso creo. Me quería porque había estado con ella todos estos años, me quería por ser la luz en su vida cuando todo oscureció, pero no me quería como un compañero de vida.
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Respire profundo, camine a mi motor home y me quede ahí, sentado en espera de ser llamado para ir a correr. Realmente no sé qué sentía, yo la amaba, amaba todo lo que era, su físico me fascinaba y su carácter era lo que me complementaba y llegue a creer que yo a ella. Pero eso era cosa mía, me quería, me quería como la persona para reír un rato, la persona con la que puedes ir un rato a comer, pero no me amaba para ser un Norris más.
Que tonto, ciego y estúpido fui. Todo es mentira, no es cierto, no lo creo... Ella era muy entregada a mi cuando hacíamos el amor, cuando reíamos, los viajes, los logros de ambos, siempre estaba ahí.
