Dayana era una chica mexicana, como cualquier otra. Tenía sueños que quería cumplir a cualquier costo, trabajadora y solitaria. No mal entiendan, tenia amigos pero prefería andar por la vida caminando sin necesidad de nadie ...
Llega esta nueva hist...
Habían pasado años, mi Mauro tenía 14 años era el niño más feliz y risueño que el paddock conocía. Tenía clases particulares sobre programación, al final no salió como el padre. Disfrutaba ir a las carreras a ver a su padre, y sus tíos. Pero eso sí, siempre repetía que era McLaren de corazón, muy rara ocasión estaba en el garaje de Ferrari con nosotros, la mayoría del tiempo se la vivía detrás de Lando o con los Mercedes, se había hecho muy amigo de George Russell. Sobre todo, de sus ingenieros, "el niño del paddock" próximo ingeniero de McLaren.
Soñaba con ser ingeniero, ya fuera para alguna escudería o para Formula 1, tantos carros creo que lo dejaron mal, él era todo lo contrario a su padre. Y aunque Charles aún no se daba por vencido para que tomara un karting siempre había un rechazo por parte de Mauro.
- Vamos muñeco, deberías tomar un karting los fines de semana. Después de tus clases.
- No, padre. ¿Qué es eso de vivir despeinado? Y sobre todo sudar - respondió Mau, con la vista en la Tablet. - mira abuela, este es el monoplaza de mi papá, hare que corra dentro de un juego. ¿Te gusta?
- Claro, mi amor. Se ve genial. Charles ya deja en paz a tu hijo, entre más insistas y quieras que sea como tú o Arthur, menos lo será.
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Mauro en lo único que se parecía a Charles era en su forma de vestir y cuidar su apariencia, no le gustaba para nada andar despeinado ni nada por el estilo.
Arthur, Lorenzo y yo reímos por lo bajo, y mi Charlie solo nos miró mal.
- Ma, ¿crees que puedan aumentar mis horas en el karting? - pregunto con emoción Julie
- No lo sé amor, hay que ver.
- Papá, convéncela. - menciono mirándolo con los ojos que usaba para convencerlo
Julie, como había decidido el nombre Charles en memoria de Jules Bianchi, estaba por cumplir 10 años, ella si era como Charles y Arthur. Le encantaba manejar autos a toda velocidad, decidimos que participara en el karting de Carlos cuando apenas tenía 5 años, y la niña era buena. Era la adoración de Charles, al igual que Mauro, pero ella sabía como ganarle.
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