CAPÍTULO 23

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Becky

Una vez que entramos en el departamento inspeccioné cada detalle. No había cambiado demasiado, también estaba ordenado, más no reluciente.

- ¿Malai no ha estado aquí? -cuestioné—. ¿No ha vuelto de sus vacaciones?

- No, se tardará tres semanas más -contestó Freen, dejando sus llaves en la mesita que estaba entre la esquina que separaba ambos sofás—. Estamos solas del todo.

Intenté no mostrar mi excitación y me limité a ir al sofá que estaba frente a la televisión.

También controlé mis respiraciones, puesto que no quería que se diera cuenta de cuánto me embriagaba su olor.

- ¿Quieres pedir algo? -sugirió.

- Pizza —respondí de inmediato—. Quisiera comer eso todo el tiempo

Me lamí los labios de manera inocente, pero al voltear vi que Freen me miraba como si estuviese desnuda.

- ¿Acaso quieres jugar con mi autocontrol, Becky? -Gruñó.

- Por supuesto que no —mentí, pero mi risa me delato.

- No te creo nada, pero igual respetaré lo que digas, también estaré disponible si quieres hacer cositas.

- La única cosita que quiero que hagas es pedir la pizza, bichito zanahoria tiene hambre

- dije con mucha seriedad. Freen se levantó de inmediato y fue a la cocina. Yo mientras tanto encendí la televisión, me quité los zapatos y subí los pies al sofá mientras buscaba alguna película qué ver.

Cuando encontré una, tomé la manta gris que estaba bajo mi trasero y me la puse encima. Esta pobre manta había sido testigo de muchas porquerías que habíamos hecho debajo de ella cuando nos daba por jugar a la cueva de la loba feroz.

Una loba feroz que me había tomado por todos lados y me había succionado con su enorme boca también en todos lados. Solo con pensarlo me mojé más.

- Viene en camino la pizza —me anunció ella y se acomodó los pantalones al verme hecha un ovillo y cubierta—. Becky...

- Siéntate, la película no está mal -le dije. Freen suspiró y se sentó a mi lado, sorprendiéndome cuando buscó mis pies por debajo de la manta.

- Déjame que te haga un masaje —pidió-. Deben estar adoloridos

- Ok.

Me quedé recostada de lado mientras ella hacía masajes circulares. Podía sentir cómo se colocaba mis pies sobre su enorme erección, pero fingi no darme cuenta y mantuve la vista en la película, la cual no estaba entendiendo para nada.

- ¿Hay alguna otra zona que te duela, cariño? -preguntó coqueta.

- Mis botones de gomita -respondí sin pensar. Freen gimió y yo recogí mis piernas. Esto ya se estaba volviendo muy peligroso.

- Puedo masajearlos.

- No, no creo que...

- No haré nada que no quieras, solo un masaje, lo prometo. Traeré el aceite que te gusta.

- D-De acuerdo

Freen se levantó y no disimuló para nada lo excitada que estaba. Sabía muy bien que tenía que huir, pero en lugar de eso me quité la camisa y el sujetador.

«Lo lograrás, solo será un masaje, un masaje de tetas, pero masaje nada más»

Coloqué mis prendas sobre la mesa de centro, me recosté por completo en el sofá y eché los brazos hacia atrás. A Freen casi se le cae la botella de aceite al verme así, pero rápidamente sacudió la cabeza y se acercó para arrodillarse.

Castigando a mamá | FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora