Capitulo 1

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Becky


- Lo nuestro se terminó, estoy enamorada de Kanya -me informó con mucha seriedad.

Me mantuve estoica, pero por dentro era un mar de sensaciones desagradables y tormentosas. Odiaba a mi estúpido corazón, aquel al que le advertí no enamorarse, pero el idiota no me hizo caso nunca y se lanzó al vacío.

Aun así, lo entendía, ¿Cómo no caer rendida a los pies de semejante espécimen? Algunas tenían la ridícula tendencia a enamorarse de mujeres que no las tomaban en serio y yo era una de esas.

- ¿Acaso teníamos algo? -pregunté con tono falso socarrón y ella frunció el ceño.

-Bueno, algo así. Lo que quiero decir es que no más sexo entre tú y yo. Me llegó la hora de sentar cabeza y quiero hacerlo con ella.

-Comprendo. -Asentí, pese a querer golpearla con lo primero que se me apareciera.

- ¿Estás bien con eso?, ¿no vas a decir nada?

—No, ya lo veía venir. He notado como la mira, señora Chankimha -contesté. Mi corazón se estaba rompiendo en mil pedazos, pero debía soportarlo, ya lloraría en casa-. Es obvio que esto iba a pasar.

—Menos mal —dijo aliviada y molestando—. Espero que podamos seguir trabajando bien, y ni una sola palabra de lo que sucedió a nadie.

—Descuide, sé cuál es mi lugar. Solo yo nos para pasar el rato.

—Tú también me usaste.

«No, yo te estaba haciendo el amor, idiota», pensé enojada.

—Digamos que sí, guapa. -Le guiñé el ojo, empleando el mismo tono que utilizaba en nuestros encuentros. No obstante, déjé de sonreír cuando vi el gesto adusto de mi jefa.

—Te pido que no vuelvas a hacer eso, quiero respetar a mi prometida.

- ¿Prometida? -pregunté perpleja.

—Le pediré que se case conmigo dentro de poco. Ya no quiero esperar y ella me dijo que no haríamos nada hasta que nos casemos. Realmente la adoro, así que daremos ese paso.

«Sí, imbécil, sigue, rómpeme más el corazón», la alenté dentro de mi mente. Sufriría, pero sería mejor irme desencantando. Yo no era más que una más de sus putitas, como solía llamarnos a todas.

Esta mujer era una cerda, no sabía por qué me había enamorado.

Bien, sí que lo sabía. No solo era capaz de hacerte arder entre sus brazos, sino que también de hacerte sentir querida. Yo no sabía si con las demás era así, pero ella solía decirme cosas lindas, lo mucho que le encantaba mi cuerpo, mi aroma y la manera que tenía de entregarme. También me regaló...

Mis manos se fueron de inmediato al collar para quitármelo. Freen me miró con extrañeza mientras lo hacía y se levantó de su asiento, mostrando su gran altura, esa que me impresionó demasiado cuando entré a trabajar aquí.

- ¿Qué haces, Becky?

—Esto me lo dio usted, no puedo tenerlo más, señora —respondí y ella se rio.

—No es necesario, esa es solo una baratija -contestó, lo que contrajo mi estómago de rabia—. Las demás la tienen...

—Igual no lo quiero tener.

—Pues dáselo a quien sea, pero no lo dejes aquí, no quiero que Kanya piense cosas que no son.

—Como usted diga, señora Chankimha —murmuré y bajé las manos—. ¿Necesita algo más?

Castigando a mamá | FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora