Capitulo 6

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Becky


Freen no volvió a hablarme en todo el día, excepto para lo necesario. No hubo otra roca, solo trato profesional. No obstante, noté que estaba molesta por no ir con ella a la reunión con ese francés al que odiaba, pero con el que tenía buenos tratos comerciales y por el cual las ventas se habían incrementado.

- Fue tu idea tener tratos con él, me resulta increíble que no vengas -masculló.

- ¿Disculpe? -pregunté como si no la hubiera escuchado. Tenía que admitir que era divertidísimo hacerla rabiar.

Ella podía ser muy extraña cuando el orgullo le era herido. Y vaya que el de ella lo estaba, bastante. Por desgracia, la conocí muy bien.

- ¿Eh? No, yo no dije nada —dijo confusa y alzó la vista.

- Está bien.

- ¿Recuerdas tu último cumpleaños? Ese día no salimos de mi departamento -Se río, pero después carraspeó y se puso seria—. Lo siento, es que....

«No, Becky, no lo hagas, no, no...», me advirtió mi conciencia.

- Me gustaría mucho repetirlo -dije sonriente y ella se quedó boquiabierta.

- ¿Está en serio? —preguntó.

- Dios mío, claro que no. —Me carcajeé para arreglar mi cagada—. Bueno, ni siquiera sé qué fue lo que hice en mi último cumpleaños. Creo que estaba ebria:

- Lo estábamos -farfulló enojándose de nuevo—, pero yo sí lo recuerdo.

- Lo siento, yo no -contesté algo apenada.

Por supuesto que lo recordaba. Ese día casi me dio a entender que nos casaríamos; me hizo y me dijo cosas hermosas. No me prometió amor, pero me hizo sentir como si me amara de la manera en que me observó, me acarició y me consintió.

Fui una idiota.

- Señora Chankimha —me apresuré a decir para cambiar de tema y que esto no terminara mal

- . Me llamaron del departamento de marketing y...

- Sí, sí, ya sé que se va a retrasar ese comercial. Me lo dijo Kanya porque lo escuchó. -Bufo.

- Ella debería ser su secretaria -sugerí con ardor, pero sin sonar de esa forma—. Sería algo lindo que trabajaran juntas. Harían una mancuerna estupen....

- Me la cogería todo el día, no creo que funcionara -replicó, dejándome perpleja y celosa. Me tuve que morder la lengua para decirle que ella y yo hacíamos lo mismo y que de alguna manera todo funcionaba igual de bien que ahora.

- Piénselo, tal vez a ella le agrade la idea - insistí.

- No, no puedo tener dos secretarias, Becky.

- Yo me iría, señora Chankimha -contesté tranquila. Esta era la primera llamada para el anuncio de mi partida. Y la cara que estaba poniendo era un poema.

- ¿Cómo que te irías?, ¿vas a renunciar?

- Algún día me tengo que ir. Yo estudié Finanzas, así que, como ya le he mencionado en ocasiones anteriores, quiero crecer profesionalmente.

- No, Becky no te puedes ir, te necesito.

Su ruego hizo que mi corazón diera un vuelco, pero arrugué el entrecejo para darle oportunidad de corregirse.

Castigando a mamá | FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora