Capitulo 11

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Freen

Había sucedido lo que me temía. Estaba bloqueada del número de Becky. Esa mujer de verdad era rencorosa y sabía que me lo merecía por infeliz.

No obstante, dolía y me enfurecía.

La que también estaba indignadísima conmigo era Kanya. Ella sola había ido hacia la trampa y, metiéndola al departamento, pude por fin terminar con ella y explicarle que yo me confundí, que en realidad amaba a otra mujer. No le dije el nombre por temor a represalias contra Becky, quien ya todos sabían que había renunciado.

Sospecharía en algún punto, no tenía dudas, pero al menos nuestra relación estaba más que terminada.

Luego de discutir, de aguantar sus lágrimas de mujer inocente y súplicas, le di uno de mis sacos, la cubrí y la llevé afuera para que abordara el taxi que llamé para que la dejara en casa.

- Freen, tú me amas, no lo entiendo, ¿Qué pasó? —Sollozó.

- No, Kanya, no. Lo nuestro solo fue una ilusión, o ¿yo qué sé? Ve a casa, esto no puede seguir.

- ¡Eres una idiota! -gritó enojada antes de meterse al vehículo. Pude ver cómo se abrazaba a sí misma y sollozaba, cosa que me dio lástima, pues por un momento me imaginé a Becky así, teniendo que soportar que yo me fijara en otra.

Luego de que me aseguré de que el taxi se había ido, regresé al departamento para tratar de dormir. No tuve suerte, el insomnio fue mi fiel compañero.

Cuando ya no soporté estar más dentro de mi casa, que fue aproximadamente al amanecer, me largué a la empresa esperando de manera idiota que Becky viniese por más cosas o a confrontarme. Una llamada desde el departamento de recursos humanos fue la prueba de que no sucedería. Becky había firmado su renuncia y se había marchado, así que salí como una loca a buscarla y cuando la pude encontrar ella se negó a venir conmigo, me respondió muy sarcástica y mandó besos a mi trasero.

Me mandó al diablo, con el culo besado, pero al diablo.

- No sé qué hacer —me quejé con Heng. Los dos estábamos en su sala, yo acostada en su sofá grande como si fuese un diván y él en el sillón, haciéndola de psicólogo. Los dos éramos idiotas, pero al menos Heng había estado casado con una psiquiatra, así que algo debía saber.

- Buscar a Becky, así como buscaste a Kanya para terminarla, ¿Qué más? -contestó cansino.

- Becky me bloqueó e ir a su casa a buscarla me parece que solo va a empeorar las cosas. -Suspiré—. Pero eso va a tener que pasar, no puedo perder a mi pelirroja, no, me niego. Llevo mas de una semana sin cogérmela. Imagínate lo que fue aguantar las insinuaciones de Kanya, casi se arrodilla para chupármela.

- La hubieras dejado -bromeó y yo volteé para asesinarlo con la mirada—. Ya, ya, es broma, Freen.

- No, yo solo quiero a Becky -dije triste—. Kanya no iba a ser más que un acostón regular y por falta de trinchera, sus tetas no me gustan, tampoco lo que tiene entre las piernas, que sí que me trató de enseñar. Y no, no era un pene como llegaste a insinuar hace dos semanas.

- Estás peor de lo que creí. -Siguió riéndose—. Poco te falta para ir a pedirle matrimonio a Becky.

- Eso haré, pero primero me ganaré su perdón. Casi me mata cuando le pedí que no se fuera y la besé, si llego con un anillo de matrimonio, me va a matar.

- Tal vez no, tal vez es eso lo que está esperando -murmuró y aquello fue como una revelación para mí—. Dices que ella te confesó que te amaba, ¿no?

Castigando a mamá | FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora