Capitulo 7

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Freen


(2023)

-Oh, Becky, qué buena chica -dije muy excitada mientras esta mujer me cabalgaba. Sus tetas se movían de una manera espectacular y sus pezones, caramba, sus pezones estaban más erectos que nunca.

Si no fuera por los suaves que eran, me podrían picar los ojos.

-¿Te gusto? -gimoteó con esa cara de chica buena portándose mal que tenía, esa que tanto me fascinaba.

-Me encantas, ya lo sabes, mujer. —Me aferré a sus carnosos muslos y seguí moviéndome. Estar dentro de esta vagina era lo que más me gustaba. Había hecho muy bien en contratarla, más que bien.

Esta, por mucho, era mi mejor amante. Si bien ella me pidió que la tratase muy bien, no me hacía dramas nunca, siempre estaba lista y dispuesta para mí.

«Eres demasiado perfecta, pelirroja. Eres toda mía»

No sabía cuánto tiempo duraría lo nuestro, pero no estaba dispuesta a compartirla con nadie.

-Oh, Freen, qué bien me lo haces. -Becky echó la cabeza hacia atrás y se entregó por completo. Aún no se corría, pero ya casi, le conocía la vagina al derecho y al revés y eso en lugar de aburrirme, me prendía más en cada encuentro.

Era mi santuario de paz esta condenada mujer.

Lo único lamentable de esta posición era que no le alcanzaba el cuello, aquel que quería morderle con fuerza. Era tan atractivo, toda ella estaba exquisita.

Mi deseo ganó la partida y me incorporé para quedar sentada y cumplir mi deseo.

Succioné su cuello midiendo mi fuerza para que no se notara mucho y lo pudiera disimular con su maquillaje.

-Freen, por favor, me matas. —Mi amante me clavó las uñas en los hombros y se movió como la perrita lujuriosa que era.

-Tú me matas a mí, Becky, feliz cumpleaños.

-Gracias, cariño -murmuró—. Este es el mejor cumpleaños.

-¿Y los otros dos?

-Cada año te superas, guapa. -Sus palabras me inflaron más el ego y la giré bruscamente para quedar encima de ella. Me sentía a punto de correrme, pero no quería que esto acabara, quería observar más tiempo aquellos llorosos ojos verdes. Becky casi siempre lloraba cuando los orgasmos eran muy fuertes, cosa que consideraba muy cursi, pero en ella me fascinaba.

Hacerla llorar de placer era lo más delicioso.

-Eres hermosa, Becky, me vuelves loca, demasiado, ¿lo sabías?

-Tú a mí, me tocas como nadie. -Gruñó.

-Eso espero, y espero ser la única ahora.

-Eres la única -afirmó y vi cierta inocencia en su mirada, lo cual hizo que gimiera muy alto y comenzara a arremeter con más fuerza.

-Repítelo, por favor. Me encantó eso.

-Eres la única, Freen, la única que puede cogerme y no es por el contrato, es que yo quiero que así sea.

-Si, Becky, dime más, di que eres mía —rogué cada vez más cachonda. Becky me estaba apretando más, sus fluidos ya eran una cascada que empapaba mi edredón y que me encantaba beberme. Lo haría en un rato, luego de ducharnos, como era nuestro ritual.

-Soy tuya, tuya, toda tuya.

¡Caramba, ah, Becky! -grité mientras las dos nos corríamos.

¡Freen! —vociferó ella y se retorció como una loca.

Castigando a mamá | FreenBecky G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora