CAPÍTULO 3. EL ESCAPE NOCTURNO

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Después de un día cansado, en la noche Ron y Sky, se encontraron con los gemelos en la sala, iban a tomar prestado el carro del señor Weasley, quien lo había encantado para poder volar, hasta invisible se hacía, para que los muggles no se sorprendieran.

—¿Están listos? —preguntó Fred, mientras caminaba hacia el carro.

—Puedo preguntar… ¿Quién va a manejar? —preguntó Sky algo insegura sobre este plan.

—Obviamente yo, Ojitos, prometo que no pasará algo muy grave tal vez sólo nos debemos unos golpes… —contestó Fred.

—Tal vez algo más grave pero sabes lo más grave que pueda pasar…—dijo George.

—¡Qué mamá nos sorprenda! —susurraron los dos con espanto, Ron también se estremeció.

—Son un alivio, mejor vámonos, tenemos el tiempo contado. —dijo Sky mientras subía al carro, volando hacia la casa de Harry.

Cuando llegaron no sabían cuál era la suya, pero Sky se acordó del número, Harry una vez le dijo que era el 4, se dirigieron hacia allá, dándose cuenta de los barrotes en su ventana

—Pobre Rayito —susurró Sky— Ronnie haz algo, despiertalo pero sin mucho ruido, supongo que sus tíos hicieron esto

—Voy… no te preocupes lo sacaremos de aqui.

Harry abrió los ojos después de que escuchará un ruido, la luz brillaba entre los barrotes de la ventana. Y alguien, con los ojos muy abiertos, lo miraba tras la reja: Ron Weasley estaba afuera en la ventana.

—¡RON! —exclamó Harry abriendo la ventana  para poder hablar con él a través de la reja—. Ron, ¿cómo has logrado…? ¿Qué…?

Harry se quedó boquiabierto al darse cuenta de lo que veía. Ron sacaba la cabeza por la ventanilla trasera de un viejo coche de color azul turquesa que estaba detenido ¡ni más ni menos que en el aire

Sonriendo a Harry desde los asientos delanteros, estaban Fred y George… y alguien más estaba a lado de Ron pero no podía ver quien

—¿Todo bien, Harry?

—¿Qué ha pasado? —preguntó Ron— ¿Por qué no has contestado a nuestras cartas? Te he pedido unas doce veces que vinieras a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre vino un día diciendo que te habían enviado un apercibimiento oficial por utilizar la magia delante de los muggles.

—No fui yo. Pero ¿cómo se enteró?

—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron— Sabes que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio.

—¡Tiene gracia que tú me lo digas! —repuso Harry, echando un vistazo al coche flotante.

—¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Sólo lo hemos cogido prestado. Es de mi padre, a nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives…

—No he sido yo, ya te lo he dicho…, pero es demasiado…

—Ronnie no lo regañes… hay que sacarlo de aquí y que luego nos lo explique. —dijo Sky mientras asomaba la cabeza detrás de Ron— Hola Rayito, te extrañe.


—¡Sky! —dijo Harry sorprendido, no esperaba verla a ella también aquí, se veía muy bonita.

—Hemos venido para llevarte a casa con nosotros. —dijo Ron.

—Pero tampoco ustedes pueden utilizar la magia para sacarme…

—No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos delanteros— Recuerda a quién he traído conmigo

—Ata esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.

Sky Swift y la Cámara de los Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora