CAPÍTULO 29. ARAÑAS, ARAÑAS Y MÁS ARAÑAS

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Aquellos días, la sala común de Gryffindor estaba siempre abarrotada. Después de cenar, Harry sacó del baúl su capa para hacerse invisible y pasó la noche sentado encima de ella, esperando que la sala se despejara.

Fred y George los retaron a jugar a los naipes explosivos, Sky le hacía una trenza a Ginny, está se sentó a contemplarlos, ocupando el asiento habitual de Hermione. Cuando Fred, George y Ginny se marcharon por fin a la cama.

Harry, Sky y Ron esperaron a oír cerrarse las puertas de los dos dormitorios antes de coger la capa y salir. Cruzaron los vestíbulos y salieron por la puerta hacia el bosque.

—Naturalmente —dijo Ron de pronto, mientras cruzaban el negro césped— cuando lleguemos al bosque podría ser que no tuviéramos nada que seguir. A lo mejor las arañas no iban en aquella dirección. Parecía que sí, pero…

Llegaron a la cabaña de Hagrid, que parecía muy triste con sus ventanas tapadas.

—Venga, Fang, vamos a dar una vuelta —le dijo Sky, Fang salió de la cabaña detrás de ellos, muy contento, mientras Sky sacaba su varita y gritaba —«¡Lumos!» Harry la imitó.

—Bien pensado —dijo Ron— Yo haría lo mismo con la mía, pero ya saben…, seguramente estallaría o algo parecido…

Dos arañas solitarias huían de la luz de la varita para protegerse en la sombra de los árboles.

—Oigan y si… —dijo Ron pero Sky ya se había cansado, sabía que tenía miedo pero tenían que investigar eso, podría ayudar a Hermione.

—Mira Ronnie, debemos ir, pero Harry y yo entendemos si nos esperarás aquí… se que odias a las arañas, pero yo si quiero ir y averiguar.

—Vale, odio a las arañas, pero eres más importante que mi fobia—suspiró Ron resignado— Estoy dispuesto. Vamos.

De esta forma penetraron en el bosque, con Fang correteando a su lado, siguieron la hilera ininterrumpida de arañas que circulaban por el camino en silencio.

Harry se detuvo y miró hacia donde se dirigían las arañas, pero, fuera del pequeño círculo de luz de las varitas, todo era oscuridad impenetrable.

Nunca se había internado tanto en el bosque. Caminaron durante una media hora por lo menos. Al cabo de un rato notaron que el terreno descendía, aunque el bosque seguía igual de espeso.

De repente, Fang dejó escapar un ladrido potente, dándoles un susto tremendo.

—¿Qué pasa? —preguntó Ron en voz alta, y agarrándose con fuerza a la mano de Sky.

—Algo se mueve por ahí —musitó Sky.

—Escucha… Parece de gran tamaño —dijo Harry, mientras escucharon una cosa de gran tamaño se abría camino entre los árboles quebrando las ramas a su paso.

—¡Ah, no! —exclamó Ron asustado, poniendo más agarre en la mano de Sky— ¡ah, no, no, no…!

—Calla —dijo Harry desesperado— Te oirá.

—¿Oírme? —dijo Ron— Pero ¡si ya ha oído a Fang!

—¡Ay Ronnie! Me aprietas mucho la mano —dijo Sky y Ron aflojo un poco el agarre, pero no la pensaba soltar.

Oyeron un extraño ruido sordo, y luego, silencio

—¿Qué crees que está haciendo? —preguntó Sky nerviosa, quien sabe que tipo de criatura encontrarían.

—Seguramente, se está preparando para saltar —contestó Ron.

—¿Creen que se ha ido? —susurró Harry.

Sky Swift y la Cámara de los Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora