CAPÍTULO 18. EL BAÑO DE NIÑAS

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—Ya sabía que Salazar Slytherin era un viejo chiflado y retorcido —dijo Ron, mientras se abrían camino por los abarrotados corredores— Pero lo que no sabía es que hubiera sido él quien empezó todo este asunto de la limpieza de sangre. No me quedaría en su casa aunque me pagarán. Sinceramente, si el Sombrero Seleccionador hubiera querido mandarme a Slytherin, yo me habría vuelto derecho a casa en el tren.

—Bueno ahora tiene algo de lógica, el que los de Slytherin sean los que más les importe la sangre pura —dijo Sky.

Mientras caminaban empujados por la multitud, pasó Colin Creevey.

—¡Eh, Harry!

—¡Hola, Colin! —dijo Harry sin darse cuenta.

—Harry, Harry…, en mi clase un niño ha estado diciendo que tú eres…

Pero Colin era demasiado pequeño para luchar contra la marea de gente. Le oyeron chillar:

—¡Hasta luego, Harry! —Y desapareció.

—¿Qué es lo que dice sobre ti un niño de su clase? —preguntó Sky curiosa.

—Que soy el heredero de Slytherin, supongo —dijo Harry.

—La gente aquí es capaz de creerse cualquier cosa —dijo Ron, con disgusto.

—¿Crees que realmente hay una Cámara de los Secretos? —preguntó Ron a Sky y Hermione.

—No sé, pero puede que sea probable, ahora lo que es cuestionable es ¿Qué tipo de criatura podría contener? —contestó Sky.

—No lo sé —respondió Hermione— Dumbledore no fue capaz de curar a la Señora Norris, y eso me hace sospechar que quien quiera que la atacase no debía de ser…, bueno…, humano.

Al doblar la esquina se encontraron en un extremo del mismo corredor en que había tenido lugar la agresión.

—Aquí es donde Filch ha estado haciendo guardia —dijo Ron.

—No hay nada malo en echar un vistazo —dijo Harry— ¡Esto está chamuscado! —dijo— ¡Aquí… y aquí!

—¡Ven y mira esto! —dijo Hermione—. Es extraño.

Harry se levantó y se acercó a la ventana, por donde un grupo de arañas estaban escabulléndose.

—¿Han visto alguna vez que las arañas se comportan así?.—preguntó Hermione, perpleja.

—Yo no —dijo Harry—. ¿Y Sky?

—Bueno, es normal, cuando huyen de algo que les causa miedo, al final es su instinto, ¿pero de qué?

—¿Y tú Ron? ¿Ron? —Volvió la cabeza hacia su amigo.

Ron había retrocedido y parecía estar luchando contra el impulso de salir corriendo. Sky lo miró y enseguida comprendió su actitud, se acercó a él y lo acarició del brazo.

—¿Qué pasa? —le preguntó Harry.

—No… no me gustan… las arañas —dijo Ron, nervioso, agarrando a Sky de la mano fuertemente.

—No lo sabía —dijo Hermione, mirando sorprendida a Ron— Has usado arañas muchas veces en la clase de Pociones…

—Si están muertas no me importa —explicó Ron— No soporto la manera en que se mueven. Hermione soltó una risita tonta.

—No tiene nada de divertido —dijo Ron— Si quieres saberlo, cuando yo tenía tres años, Fred convirtió mi… mi osito de peluche en una araña grande y asquerosa porque yo le había roto su escoba de juguete. A ti tampoco te haría gracia si estando con tu osito, le hubieran salido de repente muchas patas y… —dejó de hablar, estremecido. Sky lo abrazo susurrando que todo está bien.

Sky Swift y la Cámara de los Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora