CHAPTER 6

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El lunes por la mañana Minjeong estaba haciendo lo que más le gustaba en este mundo; hacer música, más específicamente: producir música.

Era lo único que le ayudaba a despejarse cuando tenía la cabeza llena de problemas pero esta vez no era exactamente sus problemas los que tenía en mente, era esa pelinegra de hermosos ojos.

Winter no supo nada de ella durante el fin de semana y por alguna razón eso le angustiaba bastante, quería dejar de sentir esa extraña sensación.

Cuando estuvo en clases, Giselle le arrojó un pequeño papel que decía: "Traidora". Winter la miró confusa a lo que la mayor suspiró y la dijo.

-Me abandonaste por ir a coger con una chica. -Aeri habló con fingido dolor y se secó lágrimas imaginarias mientras Winter se puso roja de la vergüenza y negaba rápidamente con sus manos y cabeza.

-Eso nunca pasó, nisiquiera puedo mirarla a los ojos. Deja de decir estupideces. -Golpeó suavemente el hombro de su mejor amiga y suspiró. -No he sabido nada más de ella.

-¿Ya le preguntaste a Yizhuo? Tal vez sepa algo. -Aeri miró en dirección a Ningning y sonrió de lado. -No me ha hablado en días... No sé qué hice mal. -Bajó la cabeza y jugó con sus dedos.

-Tal vez coquetear con otras e ignorarla. -Dijo Winter con un tono obvio para hacer entender a la lenta de su amiga.

-¿Eso que tiene que ver?. -Cuestionó confundida. La pelinaranja chasqueó la lengua y rodó los ojos.

-Eres idiota, Uchinaga.

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El día escolar terminó y por suerte esa sería su última semana de clases antes de la graduación y tener total libertad.

Winter tuvo un día tranquilo y solo deseaba que al llegar a casa fuera igual. Se sentía relativamente bien pero su mente seguía atrapada en la chica animada de hermosa sonrisa.

De camino a casa Minjeong iba mirando el suelo mientras pateaba algunas cosas a su paso, se sentía aburrida así que pensó en ir a tomar un batido y así tal vez ver a Karina.

30 minutos habían pasado desde que entró a tomar su batido pero no hubo señales de la pelinegra. Winter se sintió decepcionada así que pagó por lo que consumió y salió de la cafetería para irse a casa.

Minjeong no entendía por qué su mente estaba llena de esa chica que aceleraba tanto su corazón, de hecho, quería deshacerse de eso pero justo tropezó con alguien y al alzar la vista todos sus pensamientos se esfumaron.

-Karina... -Murmuró Minjeong avergonzada por haberla tropezado.

-Hola, Win. -Y ahí estaba esa preciosa sonrisa y ese abdomen...

Karina vestía un top blanco deportivo y una sudadera de color negro, es sus pies unas zapatillas blancas. Estaba ligeramente sudada y cabello estaba recogido en una coleta alta

-Supongo que vienes de hacer ejercicio, es un gusto verte. -Winter sintió un enorme alivio al verla sana y salva sin ningún rasguño.

-Así es, solo troté por el parque e hice algunos estiramientos. -Karina estaba llena de energía y entusiasmo que podía ser contagioso. Por lo general, a Winter ese comportamiento le disgustaba pero esa chica tenía un don de hacer babear a Winter.

-Ya veo... ¿Cómo has estado?. -Preguntó Winter mientras jugaba con sus dedos sin mirarla.

La más alta se acercó y tomó a Winter del mentón para obligarla a mirarle.

-Mirame a los ojos cuando te hablo. -Su tono de voz era profundo y Winter sentía que se le iban las piernas.

-Lo siento-

-¿De qué color son mis ojos?. -Interrimpió Karina sin dejar de tomarla del mentón.

-Negros. -Afimó Winter para luego bajó la vista a los labios de la mayor y esta sonrió levemente.

-¿Te gustan? -Preguntó refiriéndose a sus labios pues Minjeong no dejaba de verlos.

La peliroja se separó sintiendo mucha vergüenza pero Karina se acercó nuevamente a su rostro y dijo.

-A mi me gustan los tuyos.

Ambas respiraciones se mezclaron y Winter estaba completamente roja sin saber qué hacer. No tenía ni la menor idea de lo que estaba pasando y solo podía pensar que nunca había dado su primer beso. Cerró los ojos pero sintió cómo el calor corporal de la contraria se alejaba lentamente.

Por primera vez en la historia Winter la miró directamente a los ojos buscando algo pero solo se encontró con la sonrisa de Karina y aún no podía entender lo que había pasado pero por alguna razón le había gustado.

-Debo irme... Espero tengas una buena noche y puedas descansar. -Dijo Winter intentando parecer lo más normal del mundo pero la verdad era que su mente y su corazón iban a millones por hora y solo quería irse lejos para calmarse.

-Pareces un bebé, un tierno bebé. -Cada vez que esa chica hablaba, Minjeong se sentía cada vez más confundida pero solo por esta vez prefería quedarse con la duda. -Adiós, bebé.

Fué lo último que Winter escuchó y nisiquiera sabía si eso fué lo que realmente dijo Karina pero cuando fué consciente de su espacio-tiempo, la pelinegra ya se había ido.

Una sonrisa se escapó de los labios de Winter pero muy en sus adentros algo no se sentía bien.

¿Serías mi nada? - WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora