CHAPTER 17

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Los días seguían pasado iguales o peores porque para Winter se le hacía casi imposible no sentirse del asco en cualquier momento y lugar. Le estaba consumiendo verla a diario y no poder hacer nada porque todos observaban así que decidió tomar distancia de Karina, distancia que la mataba por dentro.

En la universidad debía verla salir con otros chicos o estar muy cerca de otras chicas y Winter ya no se sentía capaz de socializar, se le iba el aire de solo intentarlo, estaba agotada física y mentalmente. Quería desaparecer.

Habían pequeños momentos dónde Karina conseguía escaparse de todo e iba con Winter a algún lugar apartado de la universidad en dónde podía abrazarla y estar con ella al menos unos minutos al día lo cual ya no era suficiente para ninguna pero no había más opciones y tampoco se quería separar definitivamente.

Y ahí estaban, Minjeong sentada en el suelo junto a Jimin mientras apoyaba su cabeza en el hombro de la mayor. Estaban en silencio mientras se daban caricias mutuamente tratando de consolarse sin decir nada pero sabían que nada estaba bien.

-¿Has dormido bien? -Murmuró Karina y Winter negó apenada. -Debes hacerlo...

-Tu tampoco lo haces. -La mayor asintió en silencio y se abrazó más a Winter.

-Lo lamento mucho...

-No importa, voy a esperarte. -Karina suspiró y tomó el rostro de Winter entre sus manos.

-¿Y si nunca ocurre? -Se atrevió a cuestionar.

-Haré que pase. -Afirmó Minjeong mientras miraba los ojos de la mayor. -No quiero dejarte así pero tampoco me dejas ayudar. -Se intentó separar lentamente pero Karina la volvió a tomar del rostro pero esta vez acercándola más.

-No me dejes. -Fue lo último que pudo decir antes de unir sus labios en un suave beso que ambas necesitaban tanto, un beso lleno de amor e intensidad que daba a entender todo lo que sentía por la otra.

Al separarse solo se quedaron abrazadas unos minutos más hasta que la mayor se puso de pie porque sus clases comenzaban a lo cual Winter la tomó de la mano.

-Iré contigo. -Murmuró provocando que la mayor la mirara con confusión. -Estás cansada, puedo anotar tus clases por ti. -Jimin negó y suspiró por lo bajo.

-No somos de la misma carrera y vas a perder tus clases.

-No importa. -Se apresuró a decir. -Quiero ayudarte en algo.

Aquellas palabras provocaron que la pelinegra sonriera y tomara a Minjeong de la mano para llevarla a su salón de clases. Al entrar todos se les quedaron viendo pero Karina presentó a la menor como su "mejor amiga" y así todos simplemente asintieron para dejar de ver a la más pequeña cuyo rostro parecía nuevo cosa que no era así solo que Winter era muy reservada.

Esa clase Karina se quedó dormida y Winter anotó absolutamente todo e incluso le hizo un resúmen y también le dejó una nota con las actividades que debía entregar para la próxima clase. Realmente se esforzó por entender la clase aunque el dibujo no fuera su fuerte.

Dieron unos minutos de descanso y Winter observó que Karina estaba rendida sobre el escritorio pero que el aire acondicionado le daba muy cerca así que se quitó la chaqueta para ponérsela a su chica adorada. El siguiente profesor entró y Winter volvió a dejarle todo listo a Karina pero se maldijo porque el profesor estaba pidiendo que los alumnos se acercaran para entregar un proyecto pedido anteriormente así que tuvo que despertar a la mayor sintiéndose mal por interrumpir su descanso.

-Bebé... Debes entregar un trabajo. -Dió suaves caricias y la mayor se despertó asintiendo mientras se estiraba un poco para luego buscar su trabajo e irlo a entregar.

Mientras Karina presentaba, Minjeong sacó una botella de agua y una barrita de proteína para dejarla sobre la mesita de Karina con una notita que decía "Ya debo irme, te dejé todo listo" y así fue, Minjeong se marchó dejándole todo listo a la mayor.

Aquello se convirtió en parte de las rutinas diarias de Winter quien se olvidaba de sí misma para darle todo a otra persona, persona que no le daba lo mismo pero aún así Minjeong se esforzaba por darle todo con mucho amor mientras mantenía viva la esperanza de que pudieran ser.

Claro, todo tenía consecuencias y olvidarse de sus clases para asistir a las de Karina ya sea para acompañarla o para anotarle todo, le pasaba factura en sus propias asignaturas.

-Te voy a matar, Kim. -Dijo Aeri entregándole un trabajo impreso a Minjeong.

-Sabes que te amo. -Le regaló una sonrisa a la contraria y tomó el trabajo. -¿Segura que lo hiciste bien?

-Claro que si, agradece que te ayudo con las tareas mientras estás de perro oliendole el trasero a esa idio-

-Cuidado con lo que vas a decir, Uchinaga. -Amenazó Minjeong con el dedo.

Hicieron silencio mientras entraban al aula detrás del profesor para luego tomar sus respectivos asientos. El profesor comenzó a llamar por orden para que entregaran el trabajo asignado y así fue, todos los alumnos lo entregaron pero no resultó bien como Minjeong y Aeri esperaban.

-Kim Minjeong, Uchinaga Aeri; acérquense a mi escritorio ahora. -Sentenció con un tono serio lo que provocó que ambas se miraran nerviosas antes de acercarse. -¿Creen que soy estúpido?

-Bueno, si usted se considera-

-¡Uchinaga! -Reclamó el profesor y se quitó los lentes para mirarlas fijamente. -Sus trabajos son iguales... Exactamente iguales, nisiquiera se esforzaron por cambiar el título o la temática.

-¿Qué? -Exclamó Minjeong confundida, si perdía la nota, perdía la materia. -Eso no puede ser posible.

-¿No? Léelos en voz alta. -Minjeong obedeció a aquello y justo en ese momento quiso matar a Aeri por ser despistada y dejarlas en ridículo delante de todos. -Están reprobadas.

-¿Qué? -Minjeong suspiró y Aeri se acercó al profesor. -No puede hacer eso, yo tengo récord de notas y nunca he faltado, no puede hacer eso. -El profesor sonrió de mala gana pues su alumna tenía razón.

-Pasarás con la mitad de la nota pero Kim debe hacer un examen de recuperación o perderá la materia. No hay lugar a más.

Ambas tomaron asiento sin decir nada pues Minjeong sabía que era su culpa arrastrar a su amiga a esa situación pero Aeria también sabía que se había equivocado e imprimió el trabajo dos veces y solo cambió los nombres. Ambas compartían el mismo cuarto de neurona que les quedaban.

¿Serías mi nada? - WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora