CHAPTER 15

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Los días pasaban de la misma forma cada día y Minjeong ya no podía distinguir cuando estaba bien y cuando no, poco a poco su estabilidad mental se fué perdiendo al igual que la salud física. Le dolía el pecho con mucha frecuencia lo cual le impedía incluso mantenerse de pie y respirar con normalidad, su peso comenzó a bajar poco a poco, no comía bien y tampoco dormía bien; se sentía muerta en vida. Lo único que le ayudaba a sobrellevar su vida era beber alcohol a escondidas de sus padres y así, con suerte podía dormir varias horas seguidas.

Se sentía terriblemente mal pero no era capaz de admitirlo. Sufría de ansiedad y ataques de pánico lo que provocaba que se autolesionara y lo único que tenía para drenar era golpear las paredes pero no hasta el punto de dañarlas por completo. También se rasguñaba la piel de los brazos y muslos porque le hacía calmarse.

No tenía a quien pedir ayuda porque en casa los problemas eran cada vez peores al punto que la policía interrumpía porque era mucho el escándalo de lo que estaba pasando. No quería estar ahí pero sus otros lugares donde solía estar ahora están llenos de ella y tampoco quería estar en ellos. No quería verla pasar con ese imbécil y ver como la ignoraba.

Agradecía enormemente que Aeri estuviera con ella en la universidad ya que era su único lugar "seguro" sin embargo, su ansiedad social iba en aumento lo que provocaba que cada vez le fuera más complicado relacionarse con terceros.

Esa mañana se sentía fuera de sí misma y solo quería un respiro de todo. Estaba sentada en una banca apartada de la universidad mientras escuchaba música y miraba el techo pensando intentando no pensar en nada.

-Te traje gomitas. -Le dijo Aeri sentándose a su lado con una linda sonrisa para reconfortar a Minjeong.

-Muchas gracias. -Dijo para luego tomar las gomitas y mirar a su mejor amiga quien se llevó las manos a la cabeza. -¿Qué pasa?

-Debo buscar un libro en la biblioteca pero lo he olvidado. -Suspiró irritada y se puso de pie. -Ya vuelvo.

Aeri se marchó y Minjeong se dispuso a comer las gomitas con calma a pesar de no haber comido esa mañana. Se concentró en ácido sabor de las gomitas hasta que se fijó en la entrada de la universidad en donde divisó dos figuras que le parecieron conocidas pero no le dió vueltas y volvió a mirar al techo estando recostada en la banca hasta que Aeri llegó corriendo como si fuera un maratón.

-¡Minjeong! -Le llamó con cierta desesperación asustando a la mejor. -Vamos al aula ya. -Intentó tomar la mano de la pelinaranja pero se negó.

-¿Qué pasa? Aún no tenemos clases, ¿Por qué estás así? -Dijo tranquilamente.

-Es por tu bien, por favor, vamo-

No pudo terminar de hablar porque  alguien más las interrumpió. Minjeong sintió que iba a vomitar, estaba desconcertada y Aeri quería morirse en ese mismo instante.

-Hola, bebé. -Dijo con esa hermosa sonrisa que le aceleraba el pulso a Minjeong. -Adivina quien va a estudiar aquí.

Eso no podía estar pasando. Sin embargo, le regaló su mejor sonrisa como ya era de costumbre y se puso de pie para darle un abrazo, aspirar su aroma y al separarse le dejó un beso en la frente de la mayor ganándose una mirada de odio por parte de Aeri.

-¿Qué haces aquí? ¿Te inscribiste? -Sentía que se iba a desmayar en cualquier momento y deseaba haberle hecho caso a Aeri con eso de ir al aula.

-Si, no fué tan sencillo pero Jaewook me ayudó. -"Claro, el idiota ese" pensó Minjeong.

-Que genial, ahora podemos vernos más seguido. -Aunque si quería verla todo el tiempo y estar con ella siempre, le dolía la situación en la que se encontraban ambas y eso era lo que la tenía tan mal. Por suerte Aeri interrumpió.

-Disculpa, debemos irnos, ya nuestra clase empezó. -Mintió y fué borde con sus palabras, no quería ver a Karina.

-Oh... Ten un buen día, bebé. Nos vemos mañana. -Besó la frente de la menor varias veces y se marchó con una sonrisa.

-La odio. -Admitió la castaña mientras miraba a Jimin irse. -Pero tu -Le dió un zape en la cabeza a la menor. -Eres el ser más estúpido que conozco. Te juro que una hormiga piensa con más inteligencia que tu.

-Callate, Uchinaga. -Miró de mala manera a su amiga y se volvió a sentar despacio; tenía dificultad para respirar.

-Min, ¿Estás bien? Últimamente estás muy débil y-

-Estoy bien. -Cortó Minjeong y la miró a los ojos. -Por favor, no más sermones.

La mayor comprendió y prefirió ser un apoyo para su mejor amiga como siempre había sido pero le dolía ver como su amiga se apagaba lentamente y era tan terca que no había forma de hacerle cambiar de opinión, no sabía como serle de ayuda.

Después de clases Minjeong fue directamente a casa y se encerró en su habitación para intentar dormir, no quería pensar y solo quería apagarse por completo.

¿Por qué todo era tan difícil? ¿Por qué su cuerpo pesaba tanto y le costaba pasar los días? Se sentía tan mal que ya no sabía qué hacer con nada y se le estaba agotando la paciencia.

Necesitaba a Karina más que nunca pero sabía que no podría tenerla y eso la mataba de muchas formas, le destruía desde dentro.

Un fuerte dolor en su pecho le hizo gritar pero no logró emitir sonido alguno y solo pudo hacerse bolita en su cama sintiendo como su cuerpo se debilitaba y una vez más, cerró sus ojos llenos de lágrimas para intentar dormir.

¿Serías mi nada? - WinrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora