Capítulo 5 Parte 2

37 6 1
                                    

╔═.✵.═════════════════════╗
  Capítulo 5 Parte 2

 Querido Cupido tu arco está roto
╚═════════════════════.✵.═╝




¿Conocen esa sensación tan agradable de despertar tranquilamente después de tomar una siesta al salir de clases? 

Imaginé que despertaría sintiéndome de esa forma, desconociendo hasta mi existencia, pero eso no pasó, en cambio, desperté sobresaltada por unos molestos golpes que escuchaba.

Alguien tocaba la puerta de mi casa.

Si es que a eso pueda llamarse tocar.

Intenté enfocar mi vista borrosa en la ventana de mi cuarto, olvidé correr las cortinas oscuras, por lo que podía ver a través de las traslúcidas que la noche ya había llegado, es una suerte que la ventana apunte hacia un costado de la casa de nuestros vecinos y no esté ubicada en el frente hacia la carretera.

 Kokoro aún dormía a mi lado. Me acerqué y olí su cabecita, olía a bebé. 

Moví mi mano sobre la superficie de la cama intentando localizar el teléfono de Káiser, pronto pude sentir el material frío y sin irregularidades de la pantalla del teléfono, lo tomé y toqué dos veces la pantalla, el brillo me hizo entrecerrar los ojos. El fondo de pantalla de mi hermano de Tobirama fue lo primero que me dió la bienvenida, enfoqué mi vista en la hora. 

18:50 pm.  

Dormí muy poco, sin embargo, siento como si hubiese pasado todo un día y necesitará ir a bañarme para ir a clases. Un bostezo escapó de mí, y un gruñido proveniente de mi estómago me recordó que no he ingerido nada desde que comí algo ligero en la cafetería con Mena. 

¡Ring! ¡Ring! 

El teléfono de la casa estaba sonando. 

Me levanté deprisa y encendí las luces de mi habitación para luego salir al pasillo y dirigirme directo hasta la sala. Tomé el teléfono fijo y contesté. 

—¿Aló? 

—Kim, mi niña por fin contestas —la voz suave de la señora Rosa, nuestra vecina de enfrente, me recibió. Froté mis ojos con una mano. Y escuché de nuevo los golpes en la puerta principal, incluído el sonido del timbre. 

—¿Señora Rosa, sucedió algo? Me quedé dormida 

—Mi niña, hay un chico que lleva media hora tocando en la puerta de tu familia, creí que era un asaltante. Estuve a punto de llamar a la policía porque se me hizo muy sospechoso, pero respondiste a mi segunda llamada. 

¿Había un chico fuera? 

—Lamento los inconvenientes, Señora Rosa, y le agradezco su atención y gesto. Iré a ver quién es. 

—¡Oh! Mi niña, no es nada. Tu familia y la mía son una sola. Ve asómate primero por la ventana, yo te estaré vigilando desde la puerta de mi casa, si es alguien sospechoso no dudaré en cruzar hasta tu casa y llamar a los oficiales. 

La Señora Rosa, es nuestra vecina de enfrente, como ya mencioné. Tiene 67 años, vive con sus tres nietas y su hijo mayor. Ella siempre ha sido muy amable y es como una abuela para mí. Muchas veces he ido a su casa a comer, tomar algún café o simplemente a acompañarla y platicar. Es alguien a quién le encanta contar sus anécdotas y dar consejos. 

—¡Muchas gracias Señora Rosa! Y como siempre es un honor hablar con usted. 

—¡Aww, mi niña! Ve a ver qué necesita ese joven porque terminará rompiendo tu puerta. 

Bandera Verde Donde viven las historias. Descúbrelo ahora