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—¿Morgan estas escuchándome?—miro de reojo a Allison tendida en mi cama vestida solamente con una camiseta negra y unas bragas diminutas.

—Si lo estoy haciendo—miento descaradamente, ella entrecierra los ojos leyendo mi expresión.

—¿Ahhh si?—me señala—, ¿Qué estaba contándote?

¡Joder! la maldita me conoce muy bien.

—Hablabas sobre tu nuevo romance fallido con algún chico de la facultad—me encojo de hombros porque es el tema de conversación de siempre—, es algo clásico de ti.

—¡Mientes! ¡no me estabas prestando atención porque no hablaba de eso!—ruedo los ojos y sigo concentrada en los bocetos que hago en mi libreta—, ¿en donde tienes metida esa cabecita diabólica ehh?

Ni yo misma lo se.

Me he planteado mentalmente los pros y contras de aceptar la propuesta de Donovan, los contras ganan por muchos puntos pero a pesar de eso lo sigo reconsiderando después de tener la idea de lo que le pediré a cambio a ese idiota.

No es nada del otro mundo, podría decirse que es algo simple pero muy deseado por mi.

—En cosas que no deberían interesarte, chismosa—risueña me lanza una de mis bragas que no se de donde ha sacado, pero que espero estén limpias.

—Debo admitir que verte tan pensativa es algo aterrorizante, nunca sabre a que pobre alma planeas llevarte al otro mundo—la miro con mi peor expresión, ¿acaso soy lucifer o que?—, el punto es que puedes confiar en mi Morgan.

Tiene razón.

—No daré muchos detalles pero...—pienso—, he recibido una propuesta totalmente desagradable pero que a su vez dicha propuesta trae algo bueno para mi, estoy como entre la espada y la pared ¿me entiendes?

—¡Ni se te ocurra prostituirte!—me grita sonriente.

—¿Por que siempre se te ocurren esas cosas?—digo volviéndole a lanzar mis bragas golpeándole el rostro—, hablo enserio Allison, no se que hacer.

Se sienta en la cama y toma la mejor postura, para este momento ya he dejado mi libreta y mi carboncillo a un lado para darle mi completa atención.

—Haber esto es extraño porque no eres de las que piden opinión pero aquí te va mi respuesta—tose con dramatismo—, creo que aunque esa propuesta sea desagradable para ti tal vez no lo sea tanto...

—Ohh créeme que lo es—digo teniendo un escalofrió ante la sensación del toque de Donovan sobre mi cuerpo, si acepto estoy segura que lo tendría pegado a mi todo el tiempo.

—El punto es que si no das la oportunidad no sabrás si puede ser tan repulsivo como me lo planteas—la escucho atenta—, además... tu misma me estas diciendo que tiene un beneficio, no se porque te lo piensas tanto. No te hará daño arriesgarte de vez en cuando.

—Pueda que haya un poco de verdad en tu comentario—suelto un bufido cansada—, ¿debo arriesgarme no?

—¿Por qué mejor no me lo cuentas bien?—pide pero...no quiero contarle. No es que no confié en ella ¡joder! se encuentra prácticamente desnuda en mi cama, tiene llaves de mi apartamento y se la vive chismoseando mi vida, el punto es que es extraño contarle lo que planeo hacer, en cierto punto siento que no es algo ético incluso para mi, le contare dependiendo de que acepte y creo que ya tengo mi respuesta.

—Voy hacerlo no te preocupes—la calmo cuando comienza a formar un puchero con sus labios—, es solo que debo hacer una cosa primero ¿de acuerdo?

—Me asustas, me asustas pero de acuerdo—con toda la tranquilidad del mundo vuelve a recostarse en mi cama acomodándose dejándome ver la tanga que se pierde entre su trasero, maldita exhibicionista —, ahora guarda silencio que quiero dormir.

Fingiendo ¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora