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Pov Morgan

Ha pasado exactamente un mes desde mi viaje a Brasil, hace un mes el pelirrojo que me llena de alegría estuvo a punto de morir, desde hace un mes no despierta.

Esta demás el decir lo difícil que ha sido para todos el estado de Aiden, no han sido días fáciles, no cuando estuvo a punto de coger una infección, pero afortunadamente nada grave paso, Aiden aun estando inconsciente es un hombre fuerte y valiente que supo batallar contra su salud.

Y digo batallar en pasado porque después de mucho tiempo la hemorragia en su cabeza al fin se disolvió por completo.

No pude dejar de llorar cuando la doctora nos lo informo, sus padres estaban demasiado felices y ni hablar de mi que me he mantenido cerca de el todo este tiempo.

No ha sido fácil porque a decir verdad todo esto es nuevo para mi, pero poco a poco lo estoy logrando y me siento bastante bien con eso.

—Bien Morgan, creo que todo esto ha sido suficiente por nuestra sesión de hoy—dice el hombre sentado frente a mi.

Suspiro.

Ya casi no me pongo nerviosa con mis sesiones.

—¿Todo bien cierto?—pregunto, el hombre de cabello rubio quien ha sido mi psicólogo desde hace unas semanas me sonríe.

—Tu no te preocupes por nada Morgan, todo esta bien contigo—dice cerrando su libreta—, poco ha sido el tiempo el que hemos hablado, te estudio y estoy comenzando a conocerte y créeme cuando te digo que todo esta bien, el que me visites no significa que tengas nada malo, solo alguna que otra inseguridad que poco a poco iremos trabajando ¿de acuerdo?

Asiento tomando mi mochila y viendo el reloj, no quiero perderme la hora de visitas.

—¿Apurada?—pregunta curioso, el señor Guardado es un hombre amigable y respetuoso que me cae muy bien, las sesiones con el son entretenidas aunque de vez en cuando me termino desahogando y derramando algunas lagrimas, que me escuche y que me aconseje me ayuda bastante a decir verdad, agradezco a mama por obligarme a venir con el.

—Voy a verlo—le digo con una sonrisa caminando hacia la puerta.

—De acuerdo, cuídate y cuida de el—asiento despidiéndome con un saludo y saliendo del consultorio.

Es mas que obvio que el señor Guardado sabe sobre Aiden, me esta ayudando mucho a como expresar mi amor y aunque aun no hemos trabajado mucho en eso, me ha ayudado a entender varias cosas, como por ejemplo que debo hacer las cosas a mi ritmo y no sentirme presionada por nada ni por nadie, debo amarme a mi misma antes que amar a alguien mas.

¿Pero que se puede hacer cuando otra persona ya posee tu corazón?

Creo que solamente se debe dejar fluir.

Y eso es lo que hago cada día.

Decido caminar hacia el hospital ya que no se encuentra tan lejos de la clínica que visito, sonrió a algunas personas mientras escucho Yellow de Coldplay, tarareo dejando que los rayos del sol impacten con mi piel hasta que llego al hospital.

Sonrió algunas enfermeras que me conocen bastante bien después de venir cada día.

No he dejado de venir ni uno solo.

Llego al piso donde se encuentra la habitación de Aiden, una enfermera me dice que puedo entrar y es lo que hago.

Entro aquella habitación que ha sido adecuada para el fosforito.

Cómoda y llena de obsequios que varias personas le traen, Aiden no solo es un chico popular, también es muy querido por sus amigos y conocidos.

Cuando entro la señora Donovan o Aine, como me deja llamarla se encuentra colocando unos calcetines a su hijo que duerme profundamente aun sin abrir sus ojitos.

Fingiendo ¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora