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Pov Morgan

—¿Puedes dejar de lastimar mi brazo?—aparto mis manos del brazo de Mason—, tranquila Morgan estas demasiado tensa.

Suspiro ansiosa viendo por la ventanilla del avión.

—Pronto voy a verlo me es inevitable no estarlo—digo frotando mis manos sudorosas en mis piernas—, ¿Qué pasa si Aiden no quiere verme? ¿Qué pasa si me odia después de todo lo que le hice?

Mason niega.

—Tal vez lo encuentre extraño pero el confía en ti Morgan y si realmente te ama como dice hacerlo estoy seguro que lo tomara bien, pero tus disculpas deben ser sinceras—agradezco que el haya decidido acompañarme en este viaje porque sin el estoy segura que mi mente ya hubiera colapsado—, todo lo que le digas debe de salirte del corazón.

Hago un puchero.

—¿Te he dicho alguna vez que eres el mejor amigo del mundo?—pregunto haciéndolo reír.

—De echo nunca lo habías dicho.

—Pues lo diré mas a menudo—haciendo algo tan impropio de mi me acerco a su rostro y planto un sonoro beso en su mejilla haciendo que me mire con asco.

—Tampoco abuses—dice limpiándose descaradamente frente a mi, finjo indignación.

Seguimos hablando de muchas locuras y posibles disculpas para Aiden pero cuando Mason se queda dormido a mi lado mi cabeza comienza a sobre pensar demasiadas cosas.

Un sabor amargo me inunda al tener la posibilidad de que Aiden este molesto conmigo y la verdad es que no lo culparía, dije palabras demasiado hirientes destruyendo todo lo bello en su interior.

Al escucharlo decirle a Grace que me amaba fue un golpe tan extraño para mi que no supe manejarlo de la mejor manera, nunca antes ningún chico me había dicho esas palabras y la verdad es que me tomaron por sorpresa derrumbando todo esa presa que mantenían ocultos mis sentimientos.

Indirectamente Aiden fue derrumbándola poco a poco sacando lo mejor de mi y le agradezco en parte.

Sin duda necesito explicarle, disculparme y agradecerle muchas cosas.

Por eso necesito verlo pronto.

Solo espero que no sea demasiado tarde para enmendar mi error.

...

Luego de algunas horas mas de viaje finalmente llegamos al hermoso país tropical de Brasil.

Al salir del aeropuerto lo primero que nos recibió es un enorme onda de calor abrazador tan penetrante que me obligo a quitarme mi sudadera y atarla en mi cadera.

El sol sobre mi piel se siente tan bien y algo me dice que hoy será un buen día.

Llegamos justo a tiempo porque hoy en la noche se llevara a cabo el partido final.

Con Mason debemos trasladarnos y cruzar casi media ciudad pero lograremos llegar a tiempo, ni siquiera nos distraeremos porque nuestro objetivo es llegar antes de que el partido comience.

Lamentablemente creo que nuestro objetivo será imposible de llevar a cabo ya que el trafico en esta ciudad es bastante caótica y el señor que conduce nuestro taxi no ayuda mucho.

—¿Señor no podemos tomar otra ruta?—pregunto al señor regordete que come una barra de chocolate con toda la tranquilidad del mundo mientras a mi esta a punto de darme un colapso mental.

—Esta es la única—me responde sin ganas mientras finjo estrangularlo detrás del asiento, Mason suelta una risita a mi lado.

Lo veo rebuscarse algo en los bolsillos, saca un par de billetes y se los muestra al conductor sacudiéndolos en el aire.

Fingiendo ¿Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora