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Ya había pasado una semana. Debo decir que las clases no van siendo tan complicadas como creía, pero no debo bajar la guardia. También, ya conozco a la mayoría de mis compañeros. Rin, así se llamaba una chica que sentaba frente a mí, compartimos mucho esta semana así que ya la considero como mi primera amiga. Rin era muy linda, se había apuntado al club de baloncesto, cosa que no era una sorpresa ya que la pelinegra era bastante alta.
Era hora del receso, la mayoría de estudiantes salen al patio. En cambio nosotras juntamos nuestras mesas para comer.
— Y... ¿ya sabes a qué club te inscribirás? — pregunto abriendo su comida.
Esa era un buena pregunta. No soy buena en nada en particular. Me gusta mucho dibujar, pero no me iba a meter al club de arte ya que prefiero tomarlo como un pasatiempo. Si no, me terminaré abrumando y no lo quiero dejar.
— La verdad que aún no lo he pensado, no quiero que el tiempo extra en los deportes me quite tiempo de estudio. — Creo que estoy demasiado preocupada por mis calificaciones, pero, nunca reprobé ninguna materia y espero siga siendo así.
— No lo hará, estoy segura. — dijo metiéndose un trozo de sushi en la boca. — Solo mírame a mí, saqué muy buenas notas en la secundaría y ganaba todos los partidos.
— Jajaja, te creo Rin. Pero entramos a preparatoria, las cosas son diferentes.
Por unos días pensé en meterme a atletismo. Lo practicaba bastante de pequeña, bueno, he practicado muchos deportes. Pero los que más me gustaron fueron atletismo y natación. También había probado con gimnasia pero la verdad no era lo mío.
—Entonces, ¿Por qué no representas a algún equipo? Podrías postularte para manager de mi equipo de baloncesto. — Esa no era mala idea, podría asistir a los entrenamientos y estudiar mientras los demás juegan. —¿Qué dices Shizuka? — exclamó emocionada la pelinegra.
— Podría ser, además regresaríamos juntas a casa después de clases. — metí un trozo de comida a mi boca y seguí escuchando a Rin todo el receso hablando de lo genial que sería ser la manager de su quipo.
Las clases continuaron y por fin era hora de ir a casa. Me dirigía a la máquina expendedora que estaba al lado de la cancha deportiva. Hoy me había olvidado de traer agua conmigo, y por estar ocupada conversando con Rin en el receso, se me olvidó por completo salir a comprar.
Me puse frente a ella y digité los números para que mi jugo de naranja saliera por debajo. Sin embargo antes de agacharme para recogerla sentí una fuerte presencia atrás mío. Volteé rápidamente y divisé a un chico alto, con ojos azules, pelinegro y una expresión de bastante seriedad en su rostro.
Que miedo.
Este solo se limitó a mirarme hasta que una voz de fondo distrajo su atención.
— Kageyamaaaa — Inconscientemente volteé al mismo tiempo que el pelinegro. Un chico algo bajito se acercaba corriendo hacia nosotros. Este llegó y se burló del ojiazul mencionando que le había ganado.
¿Le ganó? ¿En qué?
Kageyama solo se limito a poner la expresión de enojo más intensa que haya visto en mi vida.
— Oh, ¿Ella es tu amiga? — Preguntó el chico bajo para luego mirarme fijamente con una gran sonrisa.
— No — Fue lo único que dijo para luego verme de nuevo. — Disculpa, ¿terminaste?
Ahí recordé de lo que estaba haciendo hace unos minutos, me ruboricé ante aquella pregunta ya que le estaba impidiendo el paso a la máquina dispensadora. Y que esos dos chicos me estén mirando al mismo tiempo no ayudaba.
— Dios, perdóname — recogí rápido lo que había comprado para luego irme por un lado. Sin embargo, una voz me interrumpió.
— ¿Cómo te llamas? — giré mi mirada hacia el de pelo naranja mientras tomaba un sorbo de mi jugo. — Yo soy Hinata Shoyo y juego en el equipo de volleyball con él. — exclamó para después señalar al otro chico que tomaba una caja de leche.
¿Ese pelinaranja juega volleyball?
Se me hace algo extraño ya que para poder jugar debes de ser alto. Al menos eso es lo que dicen todos. Kageyama si tenía cara de jugar como titular.
—Mucho gusto Hinata — Le respondí, a pesar de ser algo extraño , ese chico era muy amigable. Era como una estrella fugaz yendo hacia todos lados. —Soy Shizuka.
Kageyama tiró a la basura su caja y se acercó a nosotros con una sonrisa burlona en su rostro.
— Ey Hinata, ella es más alta que tú — El más bajito lo miró con una cara de molestia y hacía gestos con las manos muy extraños.
— No te preocupes Hinata, ¿estás en primer año cierto? Estoy segura que en poco tiempo darás tu estirón — dije poniendo una mano de consolación en su hombro. Ante eso el chico me mira sorprendido para luego agradecerme con brillo en los ojos.
— Muchas gracias Shizuka. Aunque mi altura no me impide saltar alto y rematar cual estrella del equipo. — dijo con cara de superioridad y señalándose a él mismo. —¿Tú en qué club juegas? —terminó de decir para luego ser pateado por Kageyama.
Son muy graciosos.
— Oh no, yo no me metí a ningún deporte. Pero pienso ser manager de alguno. — dije terminando mi juguito.
— !Puedes ser nuestra manager! Contigo ya tendríamos dos. — se me hace demasiado confuso lo emocionado que se pone cuando habla del volleyball. ¿De verdad jugará como titular?
— Jaja, no lo sé Hinata. No es que sepa mucho del Volley. — dije pensando en la anterior propuesta que me hizo Rin.
Aunque tampoco sabía nada de baloncesto.
— Eso no hace falta. Ven a nuestra práctica mañana y verás cómo jugamos, ¿sí o no Kageyama?— El pelinegro solo asintió y Hinata no quitaba su mirada de mí.
Cuanta presión.
Acepté la invitación, mañana tendré que quedarme un rato más. Siendo sincera me daba igual asistir o no, pero la curiosidad sobre el ver cómo juega Hinata se apoderaba de mí.
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