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Estas dos semanas pasaron muy rápido. Desde nuestro último partido estuvimos entrenando más duro que nunca, sobre todo ese par de idiotas. No me quejo, me gusta el volleyball, pero no tengo batería infinita.
Me encontraba en camino a la casa de Yamaguchi, la entrega del trabajo era la otra semana y hoy nos juntaríamos para terminarlo. Eran las 2 de la tarde y el cielo estaba despejado. El sol acababa de esta en su punto más alto por lo que sus rayos te caían directamente. Llevaba mis audífonos puestos pero con un volumen bajo, lo que me permitía escuchar los pequeños cantos de las aves.
A unos cuantos metros pude divisar a la castaña saliendo de su casa y caminando adelante mío.
— ¡Enana! — llamé a lo que ella volteó quedándose quieta en ese lugar.
— Tsukishima, hola. — ni bien estuvimos cerca empezamos a avanzar.
— ¿Y eso? — dije señalando la pequeña caja que traía en las manos.
— Son galletas, estoy llevando para compartir con sus padres. — me respondió con una sonrisa y volvió su vista al frente.
Me quedé unos segundos observándola. Era la primera vez que nos juntábamos sin el uniforme de la preparatoria. A pesar de hacer bastante calor, ella traía un atuendo recatado pero juvenil. Se notaba que le gustaba utilizar cosas coloridas pero no exageraba en ese aspecto, ya que, la combinación de colores hacían armonía entre si. Sin duda la hacían ver madura para su edad.
Se veía muy linda.
Llegamos a la casa del pecoso y nos recibió su madre. Ella me conocía desde la primaria por lo que me consideraba como un segundo hijo.
— Buenas tardes señora Yamaguchi. — dije pare luego voltear mi vista hacia la castaña.
— Que gusto verte Kei. — me saludo para luego ver a Shizuka. — Soy la madre de Tadashi, mucho gusto.
— Un placer señora, soy Shizuka Ume. — ambas hicieron el respectivo saludos y entramos a su hogar. — le traje estas galletas que horneó mi madre.
— Que linda, muchas gracias. — su madre agarró la caja y se dirigió a la cocina. — Tadashi está en su cuarto, vayan.
Subimos las escaleras y guie a la castaña hacia la habitación de Yamaguchi. Toqué la puerta que estaba entreabierta para luego entrar. Este estaba sentado en su cama con una revista de volleyball pero al vernos la cerró y nos saludó.
Poco después empezamos a agrupar toda la información que recolectamos para luego digitarla en un documento en la laptop del pecoso. En una de esas, Shizuka se para y empieza a curiosear en toda la habitación. Desde los posters y fotos colgados hasta su escritorio.
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𝐒𝐓𝐄𝐍𝐃𝐇𝐀𝐋 -𝑻𝒔𝒖𝒌𝒊𝒔𝒉𝒊𝒎𝒂 𝑲𝒆𝒊-
Romanceεïз 𝑳𝒂 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒏𝒐𝒔 𝒅𝒂 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒂𝒔 𝒊𝒏𝒆𝒔𝒑𝒆𝒓𝒂𝒅𝒂𝒔. 𝑪𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆ñ𝒐 𝒅𝒆𝒕𝒂𝒍𝒍𝒆, 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆ñ𝒂 𝒂𝒄𝒄𝒊ó𝒏 𝒚 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆ñ𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊ó𝒏 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒎𝒆𝒔 𝒕𝒊𝒆𝒏𝒆 𝒖𝒏 𝒑𝒓𝒐𝒑ó𝒔𝒊𝒕𝒐. εïз 𝑻𝒐�...