• Cap 24 •

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Al día siguiente, Barca fue el primero en despertar. Notó a Allison durmiendo plácidamente en su pecho, su cabello enmarañado cubriendo parcialmente su rostro. Con una sonrisa, apartó con suavidad un mechón de pelo, admirando su belleza mientras dormía.

No quería despertarla, así que se quedó quieto, disfrutando del momento de paz y ternura. Observó cómo su respiración era tranquila y rítmica, y no pudo evitar sentir una oleada de amor y gratitud por tenerla a su lado.

Después de unos minutos, Allison comenzó a moverse ligeramente, despertándose poco a poco. Abrió los ojos y encontró la mirada de Barca, quien la observaba con una sonrisa amorosa.

—Buenos días, estrellita hermosa—murmuró Barca, acariciándole suavemente la mejilla.

—Buenos días —respondió ella, con voz aún adormilada, sonriendo.

—¿Dormiste bien? —preguntó él, inclinándose para darle un beso en la frente.

—Sí, muy bien. Gracias —dijo ella, acurrucándose un poco más en su pecho.

Decidieron quedarse un rato más en la cama, disfrutando de la compañía del otro sin prisa. Hablaron de cosas triviales, riendo y compartiendo pequeños momentos de intimidad que hacían que su conexión se fortaleciera aún más.

Finalmente, cuando sintieron que era hora de levantarse, Barca sugirió

—¿Te parece si vamos a desayunar fuera? Conozco un lugar que te va a encantar.

—Me parece una idea genial —respondió Allison, animada.

Se levantaron, se vistieron y se prepararon para salir. Barca no dejaba de mirarla, admirando lo radiante que se veía esa mañana. Salieron juntos, cogidos de la mano, listos para disfrutar de un nuevo día en México, sabiendo que cada momento juntos era especial y valioso.

Mientras caminaban cerca de un pequeño lago, un llanto suave y desesperado llamó su atención. Ambos se detuvieron y se miraron, compartiendo la misma preocupación sin necesidad de palabras. Siguieron el sonido hasta que llegaron a un basurero, donde encontraron una caja. Dentro de ella, un perrito de tamaño mediano, con melena negra y toques de café, yacía abandonado.

—Oh, pobrecito —exclamó Allison, arrodillándose para ver mejor al cachorro.

—¿Quién podría hacer algo así? —dijo Barca, agachándose a su lado.

El perrito, al verlos, dejó de llorar por un momento y miró a Allison con ojos tristes y suplicantes. Su corazón se derritió al instante.

—No podemos dejarlo aquí —dijo Allison, acariciando suavemente la cabeza del perrito.

—Estoy de acuerdo —respondió Barca—Vamos a llevarlo a casa y cuidarlo.

Allison levantó al cachorro con cuidado, abrazándolo contra su pecho. El perrito se acurrucó, sintiéndose seguro por primera vez en quién sabe cuánto tiempo. Se miraron y sonrieron, sabiendo que habían tomado la decisión correcta.

—Vamos a llevarlo al veterinario primero, para asegurarnos de que esté bien —sugirió Barca.

—Sí, buena idea —respondió Allison, mientras caminaban de regreso con su nuevo compañero peludo.

Encontraron una clínica veterinaria cercana y llevaron al perrito para un chequeo. El veterinario les aseguró que, aunque el perrito estaba desnutrido y asustado, estaba en buena salud general. Les dieron algunas recomendaciones y medicinas para ayudarlo a recuperarse.

Después del veterinario, llevaron al perrito a casa de Barca. Lo bañaron, le dieron comida y un lugar cómodo para descansar. El perrito parecía agradecido y feliz, moviendo la cola y buscando la atención y el cariño de sus nuevos dueños.

Starboy| barcagamer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora