Lucha contra un basilisco

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POV Alya

SOY LORD VOLDEMORT

"El maldito que no puede ser nombrado no se conformó con arruinar mi primer año en Hogwarts sino que viene a joderme este también"

-Es un nombre que yo ya usaba en Hogwarts, aunque sólo entre mis amigos más íntimos, claro. ¿Crees que iba a usar siempre mi sucio nombre muggle? ¿Yo, que soy descendiente del mismísimo Salazar Slytherin, por parte de madre? ¿Conservar yo el nombre de un vulgar muggle que me abandonó antes de que yo naciera, sólo porque se enteró de que su mujer era bruja? No, Harry. Me di un nuevo nombre, un nombre que sabía que un día temerían pronunciar todos los magos, ¡cuando yo llegara a ser el hechicero más grande del mundo!

"Cómo que se le fue la mano con el berrinche. Ni que fuera el único que pierde a su padre por cosas así"

-No lo eres -dijo Harry. Su voz aparentemente calmada estaba llena de odio.

-¿No soy qué? -preguntó Ryddle bruscamente.

-No eres el hechicero más grande del mundo -dijo Harry, con la respiración agitada-. Lamento decepcionarte pero el mejor mago del mundo es Albus Dumbledore. Todos lo dicen. Ni siquiera cuando eras fuerte te atreviste a apoderarte de Hogwarts. Dumbledore te descubrió cuando estabas en el colegio y todavía le tienes miedo, te escondas donde te escondas.

"Punto para Dumbledore. Será una pasa con decisiones cuestionables, pero sin duda es poderoso y Vol... Ryddle lo sabe"

-Es verdad. Dumbledore ya venció a un verdadero mago tenebroso en el pasado- comento con burla-. Para el tú no eres nada, Tom.

De la cara de Ryddle había desaparecido la sonrisa, y había ocupado su lugar una mirada de desprecio absoluto.

-¡A Dumbledore lo han echado del castillo gracias a mi simple recuerdo! -dijo Ryddle, irritado.

-No está tan lejos como crees -replicó Harry.

Ryddle abrió la boca, pero no dijo nada. Yo solo esperaba a que llegara la profesora McGonagall u otro profesor, de preferencia Dumbledore, para acabar con esto.

En eso, se empezó a escuchar música de algún lugar. Ryddle se volvió para comprobar que en la cámara no había nadie más. Pero aquella música sonaba cada vez más y más fuerte. Era inquietante, estremecedora, sobrenatural.

Luego, cuando la música alcanzó tal fuerza que todos la sentimos vibrar en el interior, surgieron llamas de la columna más cercana.

Apareció de repente un pájaro carmesí del tamaño de un cisne, que entonaba hacia el techo abovedado su rara música. Tenía una cola dorada y brillante, tan larga como la de un pavo real, y brillantes garras doradas, con las que sujetaba un fardo de harapos.

El pájaro se encaminó derecho a Harry, dejó caer el fardo a sus pies y se le posó en el hombro. Cuando plegó las grandes alas y vi que tenía un pico dorado afilado y los ojos redondos y brillantes.

"Un fénix"

El pájaro dejó de cantar y acercó su cuerpo cálido a la mejilla de Harry, sin dejar de mirar fijamente a Ryddle.

-Es un fénix - dijo Ryddle, devolviéndole una mirada perspicaz.

-¿Fawkes? -musitó Harry, sintiendo la suave presión de las garras doradas.

-Y eso -dijo Ryddle, mirando el fardo que Fawkes había dejado caer -, eso no es más que el viejo Sombrero Seleccionador del colegio.

Así era. Remendado, deshilachado y sucio, el sombrero yacía inmóvil a los pies de Harry. Ryddle volvió a reír. Rió tan fuerte que su risa se multiplicó en la oscura cámara, como si estuvieran riendo diez Ryddles al mismo tiempo.

Alya Blythe y la cámara secretaWhere stories live. Discover now