Equipos de Quidditch

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POV Alya

Pasó la primera semana de clases, fue agotadora pero no mortal. Harry estuvo escondiéndose de Lockhart y de Colin Creevey. Ron no incendió el colegio con su varita rota. Yo aguanté a una enamoradiza Hermione. Lo bueno que este fin de semana, Ron, acompañado por la Profesora McGonagall, se compraría una varita nueva; Harry podría escabullirse un rato en la cabaña de Hagrid y yo practicaría un rato en la escoba sin escuchar lo maravilloso que es Lockhart.

En la siguiente semana se abriría la convocatoria para los equipos de quidditch y me interesaba jugar. Después de mis aventuras del año pasado en escoba descubrí que me gusta volar. También descubrí que el peligro abunda por aquí, así que por precaución me llevaré algunas pociones conmigo.

Me levanté temprano y fui a los terrenos del castillo. El clima era frío, aunque con mi poción para soportar las temperaturas no era tan molesto. Había una ligera neblina flotando. Tomé una escoba de las del colegio y comencé a practicar. Al cabo de un rato llegaron los jugadores de Gryffindor.

-Hey- me gritó... ¿Wood? -. No puedes estar aquí. Hemos reservado el campo para hoy.

"ahora resulta que pueden reservar el campo"

Molesta, tomé la escoba y me fui a otro lado. Total, ni que solo pudiera volar ahí.

Volví a volar, esta vez más cerca del castillo. Sentir el viento fresco en el rostro lograba calmar mi humor. Volé por un buen rato hasta cansarme. Cuando me disponía a bajar pude ver a mis compañeros Slytherin salir y dirigirse con todo y escobas hasta el campo de Quidditch. Decidí seguirlos desde el aire. Tomé una poción de invisibilidad, por si acaso.

"Parece que habrá problemas"

-Flint- gritó Wood al capitán del equipo de Slytherin-, es nuestro turno de entrenamiento. Nos hemos levantado a propósito. ¡Así que ya pueden irse!

Con una expresión de astucia digna de un trol, replicó: -Hay bastante sitio para todos, Wood.

Las jugadoras de Gryffindor también se acercaron. No había chicas entre los del equipo de Slytherin (aún), y entre todas las serpientes se formaron frente a los de Gryffindor y miraban burlonamente a Wood.

-¡Pero yo he reservado el campo! -dijo Wood, escupiendo la rabia-. ¡Lo he reservado!

-¡Ah! -dijo Flint-, pero nosotros traemos una hoja firmada por el profesor Snape. -«Yo, el profesor S. Snape, concedo permiso al equipo de Slytherin para entrenar hoy en el campo de quidditch debido a su necesidad de dar entrenamiento al nuevo buscador.»- leyó en voz alta el capitán de Slytherin.

"Pero aún no empiezan las convocatorias, ¿cómo es que ya tienen un reemplazo?"

-¿Tienen un buscador nuevo? -preguntó Wood, preocupado-. ¿Quién es?

Detrás de seis corpulentos jugadores, apareció un séptimo, más pequeño, que sonreía con su cara pálida y afilada: era Draco Malfoy.

"¿Malfoy? ¿En serio? Madame Hooch se pasó la mayor parte de las clases corrigiendo su postura de vuelo"

-¿No eres tú el hijo de Lucius Malfoy? -preguntó Fred, mirando a Malfoy con desagrado.

"Por lo que sé, es la mini copia de Lucius Malfoy"

-Es curioso que menciones al padre de Malfoy -dijo Flint, mientras el conjunto de Slytherin sonreía aún más-. Déjame que te enseñe el generoso regalo que ha hecho al equipo de Slytherin.

Los siete presentaron sus escobas. Siete mangos muy pulidos, completamente nuevos, y siete placas de oro que decían «Nimbus 2.001» brillaron ante las narices de los de Gryffindor al temprano sol de la mañana.

Alya Blythe y la cámara secretaWhere stories live. Discover now