Primeras víctimas

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POV Alya

-¿Petrificado? -susurró la señora Pomfrey.

-Sí -dijo la profesora McGonagall-. Pero me estremezco al pensar... Si Albus no hubiera bajado por chocolate caliente, quién sabe lo que podría haber...

Temblé en mi lugar al imaginar los posibles escenarios. Los tres adultos miraban a Colin con tristeza y preocupación. Dumbledore se inclinó y desprendió la cámara de fotos de las manos rígidas de Colin.

-¿Cree que pudo sacar una foto a su atacante? -le preguntó la profesora McGonagall con expectación.

"Eso podría ser de mucha ayuda"

Dumbledore no respondió. Abrió la cámara.

-¡Por favor! -exclamó la señora Pomfrey.

Un chorro de vapor salió de la cámara. Harry y yo, que estábamos a tres camas de distancia del petrificado león, nos le llegó el olor agrio del plástico quemado. Fue difícil no hacer ruido al intentar tomar aire.

-Derretido -dijo asombrada la señora Pomfrey-. Todo derretido...

"...Oh... oh vaya... estamos fritos, ¿qué diablos puede hacer que se derrita una cámara cuando le toman una foto?"

-¿Qué significa esto, Albus? -preguntó apremiante la profesora McGonagall.

-Significa -contestó Dumbledore- que es verdad que han abierto de nuevo la Cámara de los Secretos.

Cómo pude, me apoyé en la pared. La señora Pomfrey se llevó una mano a la boca. La profesora McGonagall miró a Dumbledore fijamente.

-Pero, Albus..., ¿quién...?

-La cuestión no es quién -dijo Dumbledore, mirando a Colin-; la cuestión es cómo.

Y a juzgar por lo que pudimos vislumbrar de la expresión sombría de la profesora McGonagall, ella no lo comprendía mejor que nosotros.

"Esto es grave, exageradamente grave"

Mi amigo no pudo ver cómo batallaba en respirar y movía mis manos temblorosas. Cuando los adultos se retiraron, Harry y yo pudimos hablar un poco.

-¿Alya?

-Si...- contesté débilmente.

-¿Estas bien?

-Cl-claro... solo me tomó por sorpresa la noticia.

Obviamente no estaba bien, tenía miedo pero no quería admitirlo, no quería centrarme en mis emociones cuando necesitaba mantenerme serena para planear y reflexionar. Me apoye débilmente en la camilla en la que estaba Harry. Sorprendentemente, a pesar de ser invisible, Harry logró encontrar mi mano y apretarla con fuerza suficiente para sentirme apoyada. El azabache me sonrió.

"Tonto... ¿no ves que quiero mantener la calma?"

-Tengo miedo- admito en voz muy baja-. Colin... el venía para acá, igual que yo- tomé un fuerte suspiro-. Yo pude terminar igual que él o peor- voltee a ver la expresión de consternación que tenía el chico de primer año-. Los demás puede que piensen que por ser Slytherin estaré bien y que tal vez sea igual que ellos y merezca que me traten mal, pero la verdad es que mayoría de mis compañeros de casa me odian. Si me pasara algo así ellos estarían festejando... dirían que se libraron de la sangre sucia que solo contaminaba la pureza de la casa... ellos tal vez esperen eso... puede que planeen algo como eso.

Por mi mente aparecieron todos los momentos en los que me insultaron, cada mirada de desprecio que recibí por los corredores, todas las bromas pesadas y cómo la mayor parte del tiempo me separaban de las interacciones. La mano de Harry me dio un apretón que me devolvió al presente y casi parecía que me miraba directamente a los ojos, yo desvíe la mirada. Pude apreciar como aparecieron en las sábanas unas gotitas de agua, no sé en qué momento empecé a sollozar.

-No te pasará nada malo, Alya- habló con firmeza-, te lo prometo.

Era casi imposible que pudiera asegurar algo como eso, pero la seguridad y convicción con la que lo dijo fue suficiente para que en ese momento le creyera, le creí porque desde niños él ha estado ahí y me ha apoyado. Le creí porque él es Harry Potter, no el niño-que-vivió, sino Harry Potter, mi mejor amigo y casi hermano.

-¿No hay problema si paso el resto de la noche aquí?- preguntó tímidamente-. No creo que sea seguro caminar por los pasillos oscuros con un monstruo cerca.

-¿Quieres que te haga espacio?- dijo comenzando a moverse, apretando los dientes al mover mal el brazo.

-No te preocupes por mí, estaré sentada justo aquí. Tú tienes que descansar para recomponer ese brazo.

-No estaría así si Lockhart no fuera un incompetente- se quejó Harry, poniéndose cómodo-. Él se encargó de desaparecerme los huesos de todo el brazo y ahora debo tomar poción crece-huesos.

Solté una ligera risita.

-No te reirías si supieras cómo sabe esa cosa- el pelinegro hizo una mueca de asco.

-No me rio por eso, es solo, que recordé algo que leí mientras investigaba las familias de sangre pura.

-No entiendo por qué lees esas cosas.

-Quería buscar al heredero de Slytherin, aunque no funcionó- digo mientras tomo asiento cerca de la mesita con la poción crece-huesos-, pero luego encontré detalles interesantes que me llamaron la atención- mi amigo me miró escéptico-. Por ejemplo, ¿Sabías que esa poción la hizo un familiar tuyo?

La expresión del gryffindor fue divertida, abrió los ojos tanto que me recordó a los de Dobby. Esperaba algo así. Después de todo, Harry no conoce mucho acerca de sus antepasados. Es por eso que seguí investigando sobre las familias, además de mi investigación, quería darle algo a mi amigo que pudiera reforzar su vínculo con su familia.

-Linfred de Stinchcombe, o Linfred Pottered, se le conoce por haber creado muchas pociones medicinales, como esta y la poción pimentónica. Con esto consiguió hacer una gran fortuna que le heredó a sus descendientes, los Potter.

Mi amigo se giró para ver la botella de crece-huesos, una ligera sonrisa en su rostro adormilado. Minutos después el pelinegro ya estaba roncando.

"Que envidia poder dormirse con tanta facilidad"

La noche avanzaba con tranquilidad. Aproveché el silencio para reflexionar todo lo que pasó, observando el paso de las estrellas y tarareando una melodía pacífica. 

Alya Blythe y la cámara secretaWhere stories live. Discover now