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Después de bastantes horas estaba de regreso en mi casa. Había bebido bastantes copas con otros actores y afortunadamente una de mis compañeras me había traído hasta mi casa pero ahora estaba en problemas por no encontrar las llaves en mi bolso 

Me senté en la banqueta afuera de casa para tirar todo lo que había en mi bolso, por alguna extraña razón no había metido mis llaves así que suspiré bastante frustrada, volví a guardar todo menos mi celular, miré la hora y ya eran las 4 am. ¿A quién podía llamar a esta hora?

Mi primera opción claramente fue Manu, intenté llamarlo 3 veces pero no me respondió, supuse que estaba dormido, después de todo solía despertarse temprano a trabajar en mi carrera. Analicé un poco las cosas y simplemente intenté llamar a Roberto, esperé pocos segundos hasta que por fin atendió mi llamada 

Pensé que no me llamarías después de ver en redes que fuiste a la gala y...— empezó a hablar

—Cállate.— interrumpí —Debes venir a mi casa y ayudarme, así olvidaré lo mal que me hiciste sentir cuando no llegaste.— 

—¿Por qué te escuchas como si estuvieras borracha?.— preguntó —¿Bebiste?.— 

No eres el único que puede hacerlo.— me quejé —Ven a ayudarme.— volví a pedir

—¿Qué te pasó?.— preguntó —Son las 4 am.— 

—Olvídalo, veré como lo soluciono.— murmuré —Gracias por nada.—

Y antes de que pudiera responder simplemente terminé la llamada. Tenía mi celular y mi cartera, podía pedir un uber para que me llevara a un hotel pero a su vez me gobernaba el miedo de irme en este estado con un desconocido y a esta hora. Odiaba no tener otra persona a la que llamar 

Decidí simplemente quedarme sentada aquí, posiblemente Manu llegaría en 4 o 5 horas más, podría entretenerme viendo una película o algo parecido, solo debía preocuparme por no quedarme dormida. Debería mudarme a un lugar con más vecinos para este tipo de ocasiones

Pasé unos 20 minutos viendo un video hasta que noté que un auto se estacionó frente a mí, me levanté de inmediato solo para ver como salía Roberto y caminaba hasta donde estaba 

—¿Qué haces aquí?.— cuestioné intrigada, él se quitó su suéter para abrigarme 

—Dijiste que necesitabas ayuda y se nota que estás borracha, nadie se quedaría tirada en la banqueta a esta hora.— respondió —No deberías volver a tomar si no estás conmigo.—

—Olvidé mis llaves y Manu no responde.— conté cruzándome de brazos —No pensaba que ibas a aparecer, no apareciste cuando te necesitaba hace horas.— 

—Lamento eso, si me pasé de pendejo.— exclamó —Vámonos, te llevaré a mi casa para que descanses.—

Tomó mi mano y me empezó a guiar hasta su auto, abrió la puerta del copiloto para que yo subiera y cuando se aseguró que estuviera cómoda ajustó mi cinturón para después cerrar la puerta, segundos después subió a su lugar y arrancó el auto 

—¿Por qué no me dijiste que no llegarías?.— cuestioné de repente —Me hacía mucha ilusión que vinieras conmigo. Sé que te he arrastrado a todos mis eventos últimamente pero pudiste negarte, no solo dejarme plantada.— 

—Hablémoslo mañana, ahora sigues borracha.— exclamó mientras conducía 

—Tú estabas borracho en directo.— recordé —Ni siquiera respondiste mis llamadas.— 

—Lo siento.— murmuró y soltó un suspiro —Te lo compensaré, te lo juro.— 

—¿Cómo me lo vas a compensar?.— cuestioné sin entender 

—¿Qué es algo que te haría feliz?.— preguntó con su vista en el camino —Dímelo y lo conseguiré aunque sea complicado.—

Lo pensé un poco, últimamente lo único que me ponía feliz era él pero fuera de eso ya no encontraba satisfacción o "felicidad" en nada más, amaba mi trabajo pero tampoco me alegraba tener que hacerlo, era rutinario... Cerré los ojos hasta que tuve clara mi respuesta

—Quiero la cena en el desayuno.— pedí abriendo mis ojos de nuevo, el auto se detuvo por un semáforo en rojo, él me miró 

—No te entiendo.— dijo —Cualquier tipo de comida en el horario del desayuno será un desayuno.—

—Cuando era chiquita iba a muchos castings, cuando lograba entrar a un nuevo proyecto mis papás me daban la cena en el desayuno.— conté con una pequeña sonrisa melancólica —Me llevaban a la cama lo que normalmente cenaba, era como despertar y estar en la mejor parte del día.— 

Los claxons de los demás autos le recordaron que ya era momento de arrancar así que lo hizo 

—¿Qué es lo que te gustaría cenar en el desayuno?.— cuestionó 

—Cereal de colores.— resumí y escuché una sonora carcajada de su parte 

—Creo que deberías pedir algo mejor.— aconsejó riendo aun 

—Toda mi vida me la he pasado pidiendo muchas cosas complicadas.— suspiré —Quiero algo sencillo, además de que Manu no me deja de comer del cereal de colores porque dice que tiene muchos químicos y mucha azúcar.— 

—No deberías dejar que él te controle hasta lo que comes.— murmuró molesto —Que maneje tu carrera está bien pero lo demás es algo incómodo.— 

—Él me cuida como nadie jamás lo hizo; Mis papás se quedaban con todo mi dinero, osea no digo que esté mal porque ellos pagaban todo aunque fuera de mis ganancias pero de repente empezaron a salir de viaje por muchos meses mientras yo grababa, se gastaban mi salario y después pedían prestamos a mi nombre, yo era menor de edad así que solo podía pagar trabajando pero trabajaba más de 12 horas al día y con directores que pensaban que yo tenía la misma madurez que una adulta, era horrible.— conté "mi trágica historia" —Una de las tantas veces que se fueron de viaje conocí a Manu en la televisora, él estaba buscando a quien representar mientras yo estaba grabando, me defendió de un actor que buscaba sobrepasarse conmigo para cobrarse "un préstamo" de mis papás y desde ahí supe que podría confiar en que me cuidaría más que los demás. Manu tenía 19 o 20 años y yo tenía casi 18 así que empezamos un plan para que él fuera mi representante.—

No dijo más, solo se quedó callado y eso de alguna forma me hizo sentir mal. Era la primera vez que le contaba a alguien la historia de porque me alejé de mis papás para darle una oportunidad a Manu, contarla me hizo sentir algo frágil y más cuando no obtuve respuesta de su parte 

Después de unos minutos estacionó su auto así que supuse que habíamos llegado, vi que se bajó así que quité mi cinturón para bajar igual. Caminó hasta la puerta de un edificio pero antes de entrar simplemente se detuvo y me miró 

—Yo te voy a cuidar.— habló por fin y tomó mi mano —Sé que ese pendejo lleva años contigo pero espero me des la oportunidad de significar algo en tu vida.— pidió 

—Ya significas bastante en mi vida.— admití 

—Quiero adueñarme de tu mente así como tú te adueñaste de la mía.— exclamó con una pequeña sonrisa 

—¿Y cómo harás eso?.— cuestioné sonriendo también 

—Con cereal de colores.— respondió —Señorita Trix.— 

—¿Por qué Trix?.— reí al escucharlo 

—Así se llamaba el conejo que salía en la caja del cereal de colores, Trix.— contó —Ahora así te diré.— 

Era un sobrenombre pésimo pero igual me sentía bien al saber que me había puesto un apodo lindo

𝐋𝐀 𝐑𝐄𝐈𝐍𝐀 𝐃𝐄 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐑𝐎𝐓𝐎𝐒 [Roberto Cein X Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora