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—Porque me quieres mucho y quieres pasar tiempo conmigo— Me dijo la maña, era miércoles ya y ambas teníamos hora libre. Quería que la acompañase a tocar el piano. La maña solo sabía 4 acordes pero quería practicar un poco.

Ven y echamos una mini siesta juntas.

—Jolín— Dijo la maña, no convencía a su amiga con nada— Pues te canto para que te duermas y si me duermo yo mucho mejor.

La maña se tumbó a mi lado y la abrazo mientras miraba el perfil de la Chilena.

—No demos todo por perdido— empezó a cantar bajito la maña, la Chilena abrió un ojo intentando no reírse.

—¿Pero tu no tenias sueño guapi?— me dijo con una sonrisa tierna, —Es que si me cantas corazón hambriento no puedo dormir, voy a querer escucharte cantar.

—Pues nada, vamos a la sala esta del piano.— la Chilena se negó de nuevo. Y abrazo a la maña para que siguiera tumbada en el sofá con ella.

—Mira, nos echamos una siesta hoy y el próximo día hacemos lo que tu quieres, ¿Vale?

—Y porque no vamos ahora a hacer lo que yo quiera y el próximo día hacemos lo que tú quieras.

—Porfa— pidio con un puchero la Chilena, a la maña no le quedó más que decir que estaba bien y que se quedaría ahí. Ambas chicas se durmieron muy abrazadas para el gusto de cierta pelirroja que había visto la escena al terminar su clase con Vic.

Paso de largo y se dirigio a la habitación antes de cenar, iba a hacerle una carta a Fer, porque nada le aseguraba quedarse aquí después de la gala 11.

La campana sonó por toda la academia despertando así, a la maña y a la chilena, que obviamente se despertaron asustadas y cagandose en los muertos de las campanas— Su puta madre.

—Recuérdame no volver a echar una siesta aquí— Dijo la Chilena mientras se cubría la cara. La maña se levanto del sofá y observó a su amiga aún tumbada.

Voy a cenar, ¿Te vienes?— la Chilena asintió y la maña se fue a la cocina por la cena de ambas. Y mientras tanto la Chilena se iba a la habitación por una sudadera porque tenia mucho frio.

Al entrar a la habitación se encontró con la canaria sentada en su cama escribiendo en un papel— Ruslala.

La canaria se sobresalto y se llevó una mano al corazón por lo rápido que le iba este— Joder, me has hecho rayar todo el papel.

—Lo siento— Dijo acercándose a ver lo que estaba haciendo, pero la pelirroja no la dejo ver y escondio el papel.

—Uy, que misteriosa— se burló la pelinegra.

—Es una sorpresa, así que ahora te vas y me dejas terminarla— la Chilena rodó los ojos— Y no me hagas eso eh, corre, ve.

—Que si mamá— hablo la Chilena,— ¿me dejas una sudadera?

—Vale, coge la que más te guste— accedió la pelirroja rápidamente, quería estar sola para poder terminar su carta de despedida. La Chilena se acercó y dejó un besito en su mejilla como forma de agradecimiento, dejando a la canaria con una sonrisa de tonta en el rostro.

DESCUBRE LO QUE SIENTO [RUSLANA Y TU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora