8

172 18 2
                                    

________•°Wesker°•________

La adrenalina bombeaba en mis venas como un torrente desenfrenado mientras irrumpía en la sede, siguiendo el eco de los disparos y la explosión que había sacudido el edificio hasta sus cimientos. Entré en el despacho de Dominique y me encontré con una sorpresa. La entrada a una habitación secreta se hallaba en la pared. ¿Qué era esto? Con cuidado, asomé medio cuerpo dentro, un dormitorio con todas sus cosas dentro. Por eso siempre nos pedía dejarla aquí. Ella dormía aquí. Mi cerebro hizo clic. Aquí estaba Michelle cuando nos vio besarnos, pero... ¿Porqué sabía Mei de la existencia de esta habitación, pero yo ni puta idea? Saqué mi cuerpo y continué con mi camino.

Las detonaciones y el estruendo de vidrios rotos resonaban en mis oídos mientras descendía las escaleras a toda prisa con el arma en mano. Tan pronto había entrado en frecuencia y escuchado el caos que se presentaba en la sede del SNI me puse en marcha. Dejé a Michelle dormida en el sofá.

Al llegar al sótano, la escena que me encontré me heló la sangre.

Vera, con el rostro pálido y manchado de sangre, se inclinaba sobre Armiche y Adelyn Lefebvre, la nueva adquisición de Dominique para el SNI. Ellos yacían inmóviles en el suelo.

-¿Dónde está Dominique?- pregunté con voz ronca, la furia retorciendo mi interior.

-Se fue tras ellos- respondió Vera, sus ojos llenos de preocupación -no le importó irse con...- ella señaló su frente -estaba herida... le sangraba la sien.

Corrí hacia el garaje a tiempo para verla arrancar la moto y pasarle por encima con la misma a un hombre. Grité su nombre, eso no la detuvo. Un escalofrío recorrió mi espina dorsal. La imagen de Dominique, debilitada y aún así persiguiendo a los responsables de este caos, me llenó de una mezcla de terror y admiración.

La furia me corría por las venas mientras arrastraba al sospechoso por el garaje. Gimoteaba de dolor por la herida de bala y el hueso roto de su pierna. La preocupación de Márquez se dirigió a mi cuando pasé a su lado. Lancé al hombre sin contemplaciones en la sala de interrogación, decidido a sacarle la verdad a como diera lugar. Lo interrogué durante varios minutos, utilizando todos los métodos que estaban a mi alcance. Pero el maldito no hablaba, solo profería insultos en italiano que me enfurecían aún más. La frustración se apoderaba de mí, cada minuto que pasaba era crucial para encontrar a Michelle.

De pronto, el sonido insistente del móvil me sacó de mi trance. Lo saqué del bolsillo en mi pantalón. Miré el nombre y lo ignoré. Lo que tuviera que decirme podía esperar. Pero  Marquitos estaba insistiendo demasiado.

-¿Marquitos?- mi voz salió áspera.

-Doble cero- su voz sonaba desesperada. Fruncí el ceño, me aparté del italiano -El Pepe estaba en la autopista cuando vio pasar a Didi- continúo lentamente -la encontró más adelante herida e inconsciente, la trajo al hospital- un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Gracias, Marquitos- respondí saliendo de la sala.

Con un rugido de impotencia, corté la llamada y me dirigí al hospital, dejando al sospechoso tirado en el suelo.

-Wesker, ¿A dónde se dirige?- preguntó Armiche, quien ya se encontraba recuperado, se encontraba al lado de Márquez atendiendo las quemaduras de Adelyn.

-Los enanos encontraron a la jefa en la autopista, inconsciente- admití pasando una de mis manos por el cabello.

-Venga, vamos con usted, la jefa es fuerte- agregó Vera intentando darme ánimos.

-Te sorprendería saber por lo que esa cuarentona ha pasado, ya te digo yo que estará bien- dijo Adelyn soltando una risa nerviosa y llena de terror -Yo me quedaré para curar a ese salaud dégoûtant.
(Bastardo repugnante).

-Necesita ir al hospital, Adelyn- comenté señalando las heridas.

-Si ese hombre muere, Domi no me lo perdonaría- argumentó -no la conocen lo suficiente, su ira es como un incendio, arrasa con todo a su paso- ella nos señaló la puerta del garaje y nos instó a irnos.

La imagen de Dominique, yaciente y vulnerable, me atormentaba. Tenía que llegar al hospital lo antes posible. Así que asentí en dirección de la mujer, Armiche y Márquez me seguían el paso. En el camino, mi mente era un torbellino de emociones. La ira, la impotencia, el miedo... se mezclaban con la determinación de encontrar a los responsables y hacerles pagar por lo que habían hecho. No descansaría hasta que Michelle estuviera a salvo y Dominique se recuperara. Llegamos al hospital, mi corazón en la garganta. La incertidumbre me carcomía por dentro.

¿En qué estado la encontraría? ¿Habría despertado ya?

Marquitos y su hermano esperaban fuera de la habitación, según los doctores, una bala había logrado atravesar el lateral de su chaleco y perforado su piel. Asentí y pasé por su lado. Al entrar en su habitación, la vi acostada en la cama, pálida pero con un leve pulso. Un vendaje cubría la herida en su sien, y su rostro sereno transmitía una fuerza que me reconfortó. Me senté a su lado, meditando si tomar o no su mano. Rocé sus dedos cuando la puerta se abrió. Vera y Echedey se detuvieron al pie de la cama.

-Dominique estoy aquí- susurré demasiado bajo, temiendo que los dos agentes me oyeran.

Sus ojos se abrieron lentamente, encontrando los míos con una mirada llena de afecto. Una sonrisa débil se dibujó en sus labios.

-Wesker- murmuró, su voz ronca por la sedación. Dirigió su mirada tras de mi, hacia los chicos, suspiró -¿Michelle?- se esforzó en preguntar antes que sus ojos se cerraran tras el efecto del sedante.

DiPierro (Domisker) Final AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora