DiPierro (Domisker) Final Alterno

Albi, Francia

El avión surca el cielo a toda velocidad, dejando atrás las costas españolas y adentrándose en el territorio francés. La tensión dentro de la aeronave es palpable, como si el aire mismo estuviera cargado de electricidad. Mis compañeros guardan un silencio sepulcral, Vera y Echedey susurran entre ellos a excepción de las carcajadas estrepitosas del moreno, Adelyn cayó como un tronco en su asiento y el único movimiento de vida que genera son las lentas respiraciones que elvan su pecho y Wesker se encontraba mirando su móvil con interés. Yo, por mi parte, me encuentro sentada sola en un asiento junto a la ventanilla, con la mirada perdida en el horizonte. Un torbellino de emociones me invade: ira, tristeza, incertidumbre...

De pronto, sentí una sombra familiar que se acerca desde mi izquierda. Wesker, con su mirada profunda y cargada de preocupación, se levantóde su asiento y se detuvo a mi lado, rompiendo el incómodo silencio.

-Dominique, no puedo seguir así. Necesitamos hablar- anunció en un susurro tomando el asiento junto a mi.

Sus palabras me sacudieron como una ráfaga de viento frío. Sabía que este momento llegaría, que no podía seguir huyendo de la verdad. Traté de tomar el valor suficiente para enfrentar la realidad.

-¿De qué quieres hablar, Wesker?- pregunté, mi voz salió temblorosa y en un susurro bajo.

-De lo que ha pasado, Dominique. De por qué me ocultaste los mensajes de Toni, de por qué no confiaste en mí para buscar y proteger a tu hija Darlene- comenzó lentamente -de por qué no me confesaste la existencia del cuarto tras las paredes de tu despacho.

-No fue mi intención ocultarte nada- dije interrumpiendo su hablar -solo... solo tenía miedo- confesé asimilando las emociones que percibía.

-¿Miedo de qué?- me preguntó, su ceño fruncido en una notable confusión.

-He cometido errores. He fallado como madre, como jefa, como amiga. Pero te juro que no fue mi intención ocultarte nada- susurré con voz casi inaudible.

Wesker me mira en silencio durante unos segundos, como si estuviera tratando de leer en mi alma. Luego, se acerca a mí y me toma la mano entre las suyas.

Le conté todo, desde el momento en que recibí el primer mensaje de Toni hasta la decisión de esconder a Michelle en mi habitación. Le hablé de mis miedos, mis dudas, mis inseguridades. Le abrí mi corazón, mostrándole la parte más vulnerable de mí. Él me escuchó en silencio, con una paciencia infinita. Sus manos cálidas acariciaron mi rostro, limpiando las lágrimas que no sabía estaba derramando. Ese momento me transmitió una sensación de paz y comprensión que tanto necesitaba.

-Tenía miedo de que Toni Miranda nos utilizara para llegar a Sara. Tenía miedo de que te hiciera daño a ti o a los demás, a mi hija o a la niña- "y eso fue lo que terminó ocurriendo" pensé con tristeza.

-Sé que has pasado por mucho, Dominique- me dice con voz suave -sé que tienes miedo. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti. No te voy a juzgar, no te voy a abandonar- sus palabras me llenan de una calidez que no había sentido en mucho tiempo -Dominique, todos cometemos errores. Lo importante es aprender de ellos y seguir adelante. Estoy aquí para ti- le sonreí, era la primera vez en los últimos años que realmente apreciaba no estar sola.

El avión aterrizó en el aeropuerto de Toulouse-Blacnag. A una hora exacta de Albi. Mi hogar, o por lo menos el lugar que intentó serlo. El viaje por carretera fue sorprendentemente rápido. La casa de campo se encontraba al sur de la ciudad, realmente no había estado en ella desde que Darlene decidió irse, me había mudado a un apartamento cerca de la ciudad, lejos de los recuerdos. Todos bajamos del coche, mis acompañantes admiraban con sorpresa la enorme casa y los jardines amplios de la entrada.