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________•°Wesker°•________

La luz tenue de la luna entraba por la ventana, iluminando parcialmente la habitación de Dominique. A diferencia del resto de la casa, decorada con tonos fríos y minimalistas, este espacio era un refugio cálido y acogedor. Sin embargo, en ese momento, la atmósfera era densa y pesada, cargada de una profunda tristeza.
Dominique yacía en la cama, profundamente dormida. Su rostro sereno contrastaba con las marcas de lágrimas que aún marcaban sus mejillas.

Me levanté con cuidado, evitando hacer ruido. Caminé hacia la pared opuesta a la cama, donde colgaban tres fotografías enmarcadas, los cuadros destrozados casi al punto de no existir. Las imágenes estaban deterioradas, pero aún se podía distinguir a Dominique en ellas, siempre acompañada de una sonrisa radiante.

Tomé una de las fotos entre mis manos y la miré detallando el escenario. En ella, Dominique aparecía junto a su familia, todos sonrientes y felices. Un recuerdo que ahora parecía pertenecer a una vida lejana, marcada por la tragedia. La siguiente revelaba a Dominique junto a una mujer mayor que ella, compartían el color de ojos y el pelo negro, ambas mujeres mirándose entre si con una amplia sonrisa. Y la última, dejaba ver a una pequeña niña rubia en brazos de Dominique, quien vestía un vestido negro.

De pronto, Dominique se movió en la cama y comenzó a sollozar en sueños. Me acerqué rápidamente a ella y la tomé en brazos, acariciando su rostro con suavidad. Le susurraba palabras de consuelo mientras la ayudaba a despertarse.

-No... por favor... Daphnée...- decía entre sollozos.

-Tranquila, estoy aquí. No estás sola- susurré atrayendo más cerca su cuerpo al mío. Me rompía el alma verla tan rota.

Dominique abrió los ojos lentamente, el iris dorado estaba lleno de confusión y desorientación. Estaba sudando y temblando. Me miró y noté las lágrimas que volvían a salir.

-Wesker... ¿qué pasa?- preguntó, su voz quebrada me hizo querer abrazarla aún más cerca.

-Estabas teniendo una pesadilla- respondí en un susurro ronco.

Dominique se acurrucó en mi pecho con fuerza, buscando refugio en el. Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos mientras recordaba el sueño que la había atormentado.

-Ha sido un recuerdo- admitió, su voz ahogada contra mi -he vuelto a soñar con...

-¿Con quién?- le pregunté Tomando su barbilla y haciendo que me mirara -¿Quién es Daphnée?- ella sollozó.

Sabía que las pesadillas de Dominique eran recurrentes, ecos de un pasado que aún la perseguía.

-Mi hermana pequeña- comenzó con respiraciones agitadas.

-No sabía que tenía una hermana, Dominique- ella negó rápidamente.

-Nadie lo sabe- argumentó ella -esa medalla en la pared la tengo por ella- un escalofrío recorrió su cuerpo.

-¿Quieres hablar de ello?- le pregunté intentando asegurarme que ella estuviera cómoda -no tienes que pasar por esto sola. Estoy aquí para ayudarte- agregué con una media sonrisa. Dominique se separó de mi y dejó un espacio entre nosotros. Un destello brilló en sus ojos dorados.

-Gracias, Wesker- nuestras manos se unieron y un apretón llegó desde las de ella -no sé qué haría sin ti.

-Siempre estaré aquí para ti, Dominique- dije acercándome a ella con una sonrisa tierna.

En ese momento, ambos nos miramos con una intensidad que lo decía todo. Las palabras sobraban. En la habitación reinaba un silencio cómplice, cargado de emociones que solo nosotros podíamos comprender.

DiPierro (Domisker) Final AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora