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________•°Dominique°•________

Salí del gimnasio con un torbellino de emociones en mi interior. Mis brazos cruzados sobre el pecho apenas contenían la tensión que me recorría. Las palabras de Wesker resonaban en mi mente, confundiéndome aún más. Aunque no tenía pareja y no le debía explicaciones a nadie, la necesidad de ordenar mis pensamientos era imperiosa. Un cigarrillo parecía la solución perfecta para calmar mi mente. Ya era evidente que Wesker sentía algo por mí. Pero, ¿yo sentía lo mismo? La atracción era innegable, la había experimentado en Albi y en los besos que habíamos compartido.

Con la mirada perdida, vagué por la plazoleta del SNI en busca de un refugio tranquilo para encender un cigarrillo. La tensión del día me había dejado exhausta, y solo anhelaba un momento de paz para ordenar mis pensamientos. De pronto, una voz suave como la seda me sorprendió desde atrás. Era Iru Ivanova, la nueva integrante del equipo, cuya mirada penetrante me había incomodado desde su llegada.

-Jefa- me saludó con una sonrisa cálida -¿se encuentras bien?

Su amabilidad me desconcertó por completo. El día anterior, su actitud hacia mí había sido fría y distante, incluso rozando la hostilidad. Sus palabras hacia Wesker, cargadas de posesividad, habían dejado en mí una imagen distante e impenetrable. Sin embargo, en ese momento, Iru parecía una persona completamente diferente. Su tono era genuino, su sonrisa sincera. No pude evitar sentir una punzada de desconcierto ante este cambio tan repentino.

-Sí, estoy bien- respondí con voz severa -solo necesitaba un minuto para aclarar mi mente- Iru asintió con comprensión.

-Entiendo- dijo -¿puedo acompañarla a dar un paseo?- preguntó señalando el amplio espacio frente a nosotras.

Su oferta me tomó por sorpresa. No esperaba que Iru mostrara tal interés en mi bienestar. Acepté con una mezcla de curiosidad y recelo. Mientras caminábamos en silencio por los jardines del SNI, observé a Iru con detenimiento. Nos detuvimos frente al obelisco después de un rato. Así que aproveché para hablar con ella.

-¿Qué la hizo querer integrarse al SNI, señorita Ivanova?- le pregunté girándome hacia ella.

-La comisaría es un puto desastre- respondió ella con tranquilidad -incluso peor que estar en mitad de un tiroteo, trabajé con Wesker hace algunos días en un operativo. Sin duda ustedes son cincuenta veces mejor que la policía- admitió. ¿Así que ya trabajó con Wesker antes?

-¿Sabe si hay en la comisaría alguien más como usted? Es decir, que piense de esa misma forma y que sean buenos en su trabajo- Ivanova asintió con lentitud -muy bien, hoy la pondré a prueba en la operación nocturna de rastreo, vaya a alistarse.

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Caminé en silencio por el pasillo, escuchando el eco de mis pasos en la quietud de la sede del SNI. Iru se había marchado hace unos minutos para prepararse para el operativo de rastreo, y la duda aún nublaba mi mente. ¿Era la decisión correcta ampliar la plantilla del SNI? Las palabras de Wesker resonaban en mi cabeza. Tal vez tenía razón, tal vez la agencia necesitaba más personal para hacer frente a los huecos vacíos que iban a quedar. Tan pronto como terminara con el Caso Miranda me iría, sabía que Wesker solo estaba por un tiempo limitado en el SNI y si él se marchaba, probablemente Márquez lo haría con él. Pero la idea de abrir las puertas a nuevos agentes me inquietaba. ¿Encontraríamos personas capaces y confiables en tan poco tiempo? Si la comisaría era un desastre como Ivanova había admitido, dudaba conseguirlo.

Llegué al garaje y me detuve en seco. Allí estaba Wesker, mirándome con sus penetrantes ojos grises. Sentí un extraño movimiento en mi interior, una confirmación de la fuerte atracción que sentía por él. Sin embargo, era hora de enfocarme en el trabajo. Los reuní rápidamente para comunicarles mi decisión.

DiPierro (Domisker) Final AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora