Cano

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________•°Sara°•________

El mensaje que se reflejaba en la pantalla del móvil hizo que se prendieran las alarmas en mi cerebro.

#Lana: por favor llama.

Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. ¿Darlene? ¿Cómo era posible? La rubia había desaparecido hace una semana, sin dejar rastro. Ni siquiera su madre la había encontrado.

Me detuve a varios kilómetros de la casa donde estaba quedándome, por precaución, en un lugar apartado donde nadie iba a molestarme. Al asegurarme de estar sola, marqué el número que aparecía en la pantalla. La voz de Darlene me sorprendió del otro lado.

-Sara, tienes que escucharme- dijo la rubia con voz ronca y llena de urgencia -debes buscar a Cano, él las ayudará a rescatar a Sally.

Las palabras de Darlene resonaron en mi mente como un eco. Sally, mi hermana, sabía que había sido secuestrada por Toni. Sabía que tenía que hacer algo, pero ¿por qué acudir a Cano? ¿Y a qué se refería con "las ayudará"?

-¿A qué te refieres, Darlene?- pregunté, tratando de mantener la calma.

-Lo sabrás cuando lo encuentres, él va a explicarte todo- respondió Darlene con un tono misterioso -solo confía en el plan, Sara. Mi madre va a salvar a Sally.

Y antes de que pudiera preguntar algo más, la llamada se cortó abruptamente. Me quedé mirando el teléfono en mis manos, aturdida y confundida. ¿Era real lo que acababa de escuchar? ¿Dominique? ¿Después de tanto esconderme del SNI ahora tenía que trabajar con ellos?

Un sinfín de preguntas inundaba mi mente, pero solo una cosa era segura: tenía que encontrar a Cano para sentirme más segura. Confiaba en Darlene, después de todo me mantuvo escondida por tres años y me salvó la vida. Y si encontrarme con Dominique era parte de un plan, intentaría seguirlo al pie de la letra. Por mucho que me costará.

________•°•________

Acomodé mi parche y bandana con cuidado, asegurándome de que la cicatriz en mi rostro quedara completamente cubierta. Subí a la moto, el rugido del motor familiar me trajo una mezcla de emociones. Un suspiro pesado escapó de mis labios mientras me llenaba de valor. Era hora de enfrentar mi pasado, de regresar al único lugar donde aún podía encontrar rastros de Cano: el banquillo.

El viento acariciaba mi rostro mientras conducía, avivando los recuerdos de los momentos felices que compartí con Cano en ese mismo lugar.

Al llegar a la arena, me detuve y observé el paisaje. El mar brillaba bajo el sol, las olas rompían con fuerza contra la orilla. Un nudo se formó en mi garganta. Respiré hondo y me bajé de la moto. Mis pies se hundían en la arena mientras caminaba lentamente hacia el banquillo en la colina. Me senté en el viejo banco de madera, sintiendo la familiar textura bajo mis manos. respirando profundamente y dejando que los recuerdos me invadieran como olas rompiendo contra la orilla. Las largas conversaciones que duraban hasta la madrugada, los besos apasionados bajo la luz de la luna. Las risas, las confidencias, los sueños compartidos con Cano en ese mismo lugar parecían tan cercanos y, a la vez, tan lejanos.

De repente, un sollozo escapó de mis labios. La realidad me golpeó con fuerza: no había tenido el valor de buscarlo por miedo a que algo le pasará por mi culpa. Abrí los ojos y miré hacia el horizonte, como si esperara verlo aparecer en la distancia.

DiPierro (Domisker) Final AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora