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________•°Dominique°•________

#SwanLake: me entregas a mis hijas y no haré nada en contra de la tuya. Choisessez bien vos combats, Dominique.
(Elige tus batallas sabiamente, Dominique).

Freskibiris: Desconozco el paradero de Sara. He tenido pistas pero no logro encontrarla.

SwanLake: Dadme a Sally, yo me encargaré de buscar a Sara.

Freskibiris: No tengo acceso a los archivos de los testigos protegidos, señor Miranda. Vengo de otro país, no confían en mi.

SwanLake: No juegues con una llama que no puedes controlar. Recuerda, tu hija por las mías.

Cerré el chat y lancé el móvil contra la pared. La sangre me hervía y la ira se intensificaba. Las palabras de Tarantino se repetían en bucle en mi cabeza "¿Que clase de madre le manda a hacer una cosa así a su hija?" Definitivamente él no conocía a Toni Miranda. Cogí los restos del móvil y salí de la habitación luego de estar segura que afuera no había nadie. Dejé los trozos sobre el escritorio y comencé a buscar los informes del día anterior. También debía hacerme cargo del operativo en el bar cerca del puerto. Unos pocos minutos después, Márquez apareció en el despacho seguida de Wesker y un hombre jóven de piel bronceada. Desconocía su identidad.

-Buenos días, jefa- comentaron mis dos agentes deteniéndose frente al escritorio -la estuve intentando localizar por móvil...- continúo solo Wesker.

-Creo que por mucho que quisiera no habría podido, Paul- le interrumpió Vera mirando al escritorio, justo a los restos electrónicos.

-Si, hablando de eso... Justo la iba a llamar por radio Márquez- admití tratando de ignorar las miradas inquisitivas de Wesker y también al joven oficial -Disculpe, ¿Es usted...?- me giré al moreno, mirándole con seriedad, se atragantó con la saliva y tosió. Lo último que necesitaba era un fisgón de la policía.

-Armiche... Echedey Armiche- respondió con voz temblorosa.

-No le tenga miedo Armiche- susurró Wesker con diversión y Vera trataba de ocultar su risa.

-Armiche, un placer conocerle- me levanté y tendí mi mano por sobre el escritorio -Dominique DiPierro, directora del SNI- el hombre tomó mi mano y tan rápido como pudo la retiró.

-Wesker me ha dicho que sugirió admitir a alguien más en el equipo- comenzó Márquez llamando mi atención -casualmente he estado trabajando con Echedey durante los últimos días y es un excelente oficial- asentí cruzando los brazos.

-No pongo en duda que lo sea sí ha trabajado con usted, Márquez- la chica se sonrojó ante el cumplido -¿Lo está usted recomendando?- ella asintió -muy bien, ¿Qué opina usted del joven Echedey, Wesker?- cuestioné buscando los ojos grises que últimamente no salían de mi cabeza.

-Eh... Bueno, hay que decir que ciertamente Armiche es un excelente oficial- comenzó moviendo las manos -yo lo recomiendo, pero le pondría aprueba en un operativo- asentí de acuerdo -así usted puede evaluar sus capacidades.

-Perfecto- sonreí en gratitud -pues cae usted como anillo al dedo, Armiche- señalé al moreno -hoy tendremos un operativo y estará usted a prueba.

-¿No pensó en avisarme de esto antes?- preguntó Wesker frunciendo el ceño.

-No tengo porqué notificarle de todo, Wesker- repliqué mirándole nuevamente -la jefa soy yo, después de todo- le hice saber con voz autoritaria -he encontrado el acceso al bar 77 que estamos investigando.

-Tiene razón- admitió antes de hacerce a un lado y apartar la mirada. La tensión en el despacho estaba aumentando.

-Le conseguiré un nuevo móvil- comentó Vera antes de tomar al joven Armiche y salir del lugar.

-¿Qué me oculta, Dominique?- las palabras salieron frías y distantes -puede confiar en mi, pero decide no hacerlo- siguió mientras llegaba hasta la puerta y pasaba el seguro.

-Confío en usted, Wesker- le dije observando como se acercaba rodeando el escritorio. Esos ojos grises a la altura de los míos.

-¿Entonces porqué no me dice que está pasando?- mis pulsaciones se aceleraron, su cara estaba a pocos centímetros de la mía.

-Quiero protegerle- le confesé en un susurro -siento esto que nos atrae como la gravedad, Paul- sus ojos brillaron y entendí que él también era perceptible a esto que se movía a nuestro alrededor.

Lo siguiente pasó con rapidez. Sus manos me tomaron por la cintura y atrajeron hasta que nuestros cuerpos estuvieron pegados. Había deseo en su mirada cuando cerró el espacio entre nuestras bocas y me besó. Una especie de electricidad recorrió mi cuerpo mientras nuestras bocas se movían en sincronía, como si ya se hubiesen conocido. Su agarre se apretaba y no supe en qué momento mis manos habían subido hasta su pecho y le acercaba a mi con un fuerte agarre en su camisa. Me levantó y me hizo sentar en escritorio sin dejar de besarme. Una de sus manos subió hasta mi nuca, sujetando mi cabello entre sus dedos. Sin dudar, separé las piernas para tenerlo más cerca, pude sentir el bulto de su entrepierna. Wesker gruñó y fue entonces cuando la realidad de lo que hacía me golpeo.

Le aparté de un ligero empujón y me bajé del escritorio para caminar hasta el otro lado. Alejándome lo más posible de él. Nuestras respiraciones eran fuertes y aceleradas, sus ojos enfocados en cada movimiento que yo hacía. Mi corazón dió un vuelco cuando una de las comisuras de sus labios se alzó en una media sonrisa.

-Si... Esto es como la gravedad y no importa lo que intente, me sigue llevando a usted- comentó con voz ronca -yo veo que es recíproco- agregó pasando una mano por su cabello antes de quitarle el seguro a la puerta y salir del despacho. Dejándome hecha todo un lío.

DiPierro (Domisker) Final AlternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora