Amor sin cara [Lésbico]

4. Ese maldito no

No puedo comprender aun cómo es posible que podamos sentir cuando nuestro corazón y alma necesitan a alguien.

Es que la mente ya se ha cansado de pensar solamente en una persona, se ha cansado de no funcionar correctamente sin ella.

Muchas veces llegamos al punto de volvernos locos.

Y es quizá exactamente lo que me pasó a mi. Es que es la única explicación lógica que encuentro para haber aceptado la propuesta de Alejo.

El plan era tan sencillo como multiplicar 1x1.

Recuperar a Eva era el objetivo principal.

Pero quizá los medios no eran los adecuados.

Y quizá las consecuencias podían ser muy graves.

Debía confiar en Alejo y no solo eso, además, debía fingir ser su novia.

Si, lo sé. Es lo mismo que Eva me está haciendo a mi, pero según Alejo, funcionará.

Él dice que sabe actuar y con esto lograremos que Eva se de cuenta de que realmente me quiere.

Aun tengo mis dudas respecto al plan, pero él ha prometido que tardará poco tiempo, así que no pido nada más.

Lo pondremos en marcha hoy mismo, en el cumpleaños de Gustavo al que desgraciadamente estoy invitada al igual que Alejo.

*Suena el timbre*

- Ahí voy!- grité aunque supe que no me escucharían y bajé las escaleras rápidamente.

- Lista para ser oficialmente mi novia?- el rostro de Alejo apareció mientras abría la puerta.

- Ni en cien años podría estar lista- dije con sarcasmo- pero.. - Su rostro se congeló por un segundo-Qué miras?

- Eh.. Nada- le golpeé el brazo- es solo que te ves bien.

Llevaba el cabello suelto y ondulado, un vestido negro ajustado al cuerpo, unas zapatillas, los tacones definitivamente no son mi estilo y una casaca de cuero.

- Gracias, tengo que, Eva no me ha visto en dos semanas y debo lograr que quiera estar conmigo.

- Pues así lo lograrás, si no fueses lesbiana, realmente me acostaría contigo.

- Ja! Ni en tus sueños más sucios!- mientras nos reíamos juntos- Pero no tienes mal gusto.

- Vamos yendo o llegaremos tarde- extendió su brazo y atrapó mi mano mientras estaba desprevenida.

- Realmente es necesario?- intenté soltarme, solo Eva tomaba mi mano.

- Si es que no la quieres recuperar entonces..- apreté firme su mano.

- Vamos.