- Podemos parar de caminar?- pregunté sin saber en dónde estábamos.
Me senté en la banca más próxima y lo observé pararse a mi lado. Sonreía de oreja a oreja, no entendía el porqué de su felicidad.
- Claro, haré todo lo que tu quieras- me miró fijamente a los ojos e hizo una reverencia. No apartaba la mirada de mi.
- Pasa algo?- sus ojos me intimidaban.
- No, no pasa nada...bueno, en verdad si- se mordió el labio como si no quisiera que las palabras se formaran- es que tengo unas irresistibles ganas de besarte.
No supe qué decir, se acercó lentamente sin apartar la mirada de mis labios. "En qué piensas, no puedes besarlo" si estaba decidida a detenerlo, era un poco tarde, porque tenía su cuerpo pegado al mío y sus manos rozaban mis mejillas. "Vamos Eva, tienes que detenerlo" acariciaba mi cabello y puso de nuevo en su lugar un mechón que se había caído de la coleta. Rozó con sus dedos mis labios y supe que en ese momento iba a besarme, sus ojos lo delataban.
- Para- antes de apartarme vi cómo sus ojos se abrían de par en par, como si no entendiera nada de lo que había pasado. Me alejé de él y comencé a caminar, sin saber a dónde iba. Sentí pasos detrás de mi-. ¡Déjame sola!
-No, no te dejaré, puedes perderte. Eva, yo...- sentí el peso de sus brazos en mi cintura y su cara apoyada en mi hombro- lo siento- susurró en mi oído- no fue mi intención, no quise apurar las cosas...es sólo que no pude resistirme- me tomó de la mano- venga, no te vayas, déjame invitarte a desayunar. Prometo que por la estupidez que acabo de cometer podrás pedirte el helado más grande que quieras.
- Cómo sabes eso?- me di vuelta para mirarlo a la cara.
- Saber qué, Eva?
- Cómo sabes que desayuno helado?- eso lo sabíamos sólo mi madre y yo. No era algo que le contara a todos.
- Lo mencionaste en la fiesta, ayer.
- No, no lo he dicho nunca.
Estaba completamente segura de que nunca lo había mencionado. No estaba loca, o si?- Si lo has dicho, vamos a desayunar, deja de pensar que pasan cosas extrañas, porque no es así.
- Esta bien- eso no era suficiente para que mi mente se silenciara. Sabía que aquí pasaba algo e iba a descubrirlo.
El helado estaba riquísimo, pedí de fresa y chocolate, mis favoritos. Gustavo pidió un café, un jugo de naranja y tostadas. Aunque yo era mayor, parecía una niña en ese momento.
- Eva- por el tono en que lo dijo, parecía serio.- Si?
- Puedo preguntarte algo?- asentí-. Por qué no me dejaste besarte?
La pregunta me cayó como un balde de agua fría, no esperaba que sacara ese tema a la luz.
- Porque no estoy preparada para eso- decidí contestar con la mayor sinceridad posible- además aún no nos conocemos bien y quiero que mi primer beso sea con alguien a quien quiera con el corazón. Alguien que me mire a los ojos y sepa quién soy y aún así no se arrepienta de nada.
- No has dado tu primer beso aún?- lo miré indignada.
- De todo lo que he dicho es lo único que te importa?
- No, no es eso. Es sólo que me sorprende que una chica tan bella como tu no haya conquistado e hipnotizado a un hombre.
- Nunca me permito conocer a alguien de esa manera.
- Bueno, entonces me sentiré dichoso si te permites conocerme- se acercó a mi y entrelazó su mano con la mía- conmigo no tienes nada que temer, esperaré lo que sea necesario para que te sientas segura a mi lado.
Sólo pude sonreírle y caminamos de vuelta a casa tomados de la mano, nunca la soltó.
No se cómo lo lograba, pero era como si fuese dos hombres a la vez. El primero era misterioso, siempre sabiendo lo que pienso o hago, tan arriesgado como para intentar besarme, me hacia estremecer con tan solo mirarme pero a la vez me asustaba. En otro hombre era delicado, siempre buscaba palabras amables, me toma de la mano, se preocupa por mi, me hace sentir como si fuese la única mujer que miran sus ojos. No se cómo lo logra, pero me tiene confundida, pero es una confusión exquisita.Me deja en la puerta de mi casa, me da un dulce beso en la mejilla y se despide. Cuando veo que se aleja cierro la puerta, llamo a mi madre por teléfono para preguntarle cuándo piensa volver. Y al saber que tiene horas extras decido mirar una película. Preparo pochoclo y me relajo en el sofá que está frente al televisor.
Escucho un ruido, viene de arriba. Subo corriendo las escaleras para llegar a mi cuarto. Tropiezo con mis pies cuando veo que está totalmente desordenado, la ropa de los cajones está en el suelo, el portarretratos que nos mostraba a mi padre y a mi sonriendo estaba destrozado. Creo que deben hacer unos 30 grados afuera, pero en mi cuarto todo se siente congelado. Siento un escalofrío y noto que la ventana está completamente abierta.
Alguien ha entrado, pero no veo que falte nada, excepto la foto con mi padre.
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Amor sin cara [Lésbico]
Teen FictionEsta es una historia real que tiene ficción. Algo que ha pasado, pero que nunca pasó. Son sueños que se realizaron y esperanzas que murieron. Se trata de dos jóvenes que se conocen y quedan completamente enamoradas la una de la otra. Pero a veces d...