El lugar que me corresponde

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Narra Almendra:

Mi despertador sonó por la mañana. Vi la hora y aún faltaba como 40 minutos para que empezaran las clases.

- Aagh, 5 minutitos más no le hacen daño a nadie.

Cubrí mi cara con la almohada y me volví a dormir plácidamente.

Todo estaba muy oscuro y aún no reconocía el lugar en donde me encontraba. Caminé rápidamente, mis ojos parpadearon para acostumbrarme a la falta de luz y obligarlos a ver más lejos de lo posible. Escuché una voz. Era una chica. Gritaba pidiendo ayuda. Corrí hacia ella. Aunque cada vez estaba más y más lejos. Cuando finalmente la alcancé pude ver quién era realmente. Era Eva.

Me desperté.

- Mierda! Mierda! Me he quedado dormida!

5 minutitos se habían convertido en 30 minutos. Me levanté de la cama tan rápido que casi me caigo. Corrí hasta el baño y me peiné un poco. Busqué desesperadamente el uniforme escolar. - Dios! Por qué soy tan desordenada!- pensé mientras bajaba las escaleras poniéndome los zapatos.

Comí un pedazo de pizza que encontré en la heladera. Agarré mi mochila y salí disparada hacia el colegio rogando no llegar tarde.

Pero parece que mis súplicas nadie las escucha.

Y ahí me encontraba, en dirección. Esa puerta que para muchos era como el infierno, para mi se había convertido en una más. La había visitado tanto que ya me servían café al pasar por allí. La directora era amiga de mi madre, aunque ella no aparecía nunca cuando me metía en problemas. Pero por cierto lado ya me había acostumbrado.

- Pase señorita Colombraro- la voz de la directora resonó en toda la habitación.

- Buenos días, cómo se encuentra en este hermoso día?

- Siéntese- se nota que no está de buen humor.

- En mi defensa quiero decir que el horario de clases es inhumano y además...

- Shh- me interrumpió- no quiero escuchar excusas baratas.

- Pero no lo son, juro que...

- Shh- me interrumpió nuevamente- señorita Colombraro debe aprender a no ser tan impulsiva.

- Lo siento- esta vez retuve mi siguiente comentario.

- Vaya, que va a llegar tarde. Diremos que esta es su primera advertencia, si no fuese por mi bondad ya debería estar suspendida.

- Muchas gracias- dije con una sonrisa falsa en mi cara- es usted la mujer más buena y bella del mundo!

- Si, si, vaya que no la quiero volver a ver aquí.

Me retiré sin protestar, con mi café en la mano y una sonrisa ahora verdadera en la cara.

" No te preocupes, ya estoy en camino" pensé para mis adentros y se lo transmití a Eva.

Espero que pueda escucharme, aunque tengo el presentimiento de que sí, porque cada vez que lo hago veo que sus ojos se exaltan y a veces se asusta. Debe ser difícil para ella comprenderlo, aunque ni siquiera yo lo hago.

Me asomé por la ventana del salón y allí estaba ella, mirando la puerta, como si esperase a alguien. En ese momento fue cuando me decidí entrar.

- Buenos días, señorita Colombraro. Otra vez tarde.

- Buenos días, no prometo que sea la ultima vez.

Todos rieron con este último comentario, incluso Eva.

- Pase, estamos en clase de Literatura, no en clase de improvisación de chistes.

- Muchas gracias.

Me acerqué a Gustavo que aún permanecía en el lugar que me correspondía a mi, al lado de ella.

Odiaba verlo junto a Eva intentando hacerse el guapo y hablarle.
Aggh, pierde su tiempo con ella. Jamás le correspondería. Yo lo sé.

- Te mueves o te muevo?- dije amenazándolo.

- Qué te pasa, Almendra?

- Muévete, este es mi sitio.

- Qué pasa aquí?- la profesora elevó su tono de voz.

- No se, está loca!- acusó Gustavo, qué idiota que es.

- No..no está loca..- susurró Eva- es de ella este lugar.

- Ves! Idiota! Muévete.

- A ver! A ver! Gustavo te sientas donde te corresponde y volvemos con Shakespeare.

Gustavo me fulminó con la mirada, le respondí con un codazo cuando se marchaba. Por nada del mundo iba a permitir que ese idiota pase un segundo más a su lado. Me senté rápidamente y acomodé mis libros en la pequeña mesa.

- Buenos días- le susurré a Eva.

- Buenos días- respondió- yo..yo lo siento, fui quien permitió que se sentara aquí. No..sabía.

- No te preocupes, tu no tienes la culpa de nada.

- Por cierto, el cierre de tu falda está abierto- una sonrisa pícara se asomó en su rostro.

- Oh, gracias- me ruboricé.

" Sonríe Eva, que me encanta verte así."

Sus ojos se abrieron de par en par, pero no hice gesto alguno y presté falsa atención a la clase.

Me escuchaba, ahora lo sabía.

Ella me escuchaba.

***********
Nota: lo prometido es deuda.. Un nuevo capítulo que no demoró mucho y más largo.
Gracias por leer y este era el cambio de estructura que tenía planeado. Quiero que conozcan a las dos protagonistas de esta historia.
Gracias de nuevooo :3

Amor sin cara [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora