Un gran plan

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Narra Almendra:

- Mamá- la llamé golpeando a la puerta- ma, ya está preparada la merienda.

No obtuve respuesta alguna, lo que me preocupó un poco.

Giré el picaporte permitiéndome entrar. Estallé de risa cuando la vi dormida por completo y el televisor prendido a todo volumen, siempre le pasaba lo mismo.

- María! Despierta- me subí a su cama y empecé a saltar como cuando era niña.

- Qué pasa??- me reí- Estás loca hija!

- Lo sé! Vamos a comer que Eva y yo preparamos una torta riquísima.

Me salí de la cama y me dirigí a la salida pero me detuvo la voz de María.

- Espera Alme, quiero hablar contigo.

"Tiene que ver con Eva"- fue lo primero que pensé.

- Quiero que hablemos sobre Eva- y sí, mi instinto nunca falla- ven, acércate.

Me senté en el borde de la cama.

- Alme, sé que no me debes explicaciones de nada- asentí- pero últimamente estamos tan distanciadas y no entiendo el porqué.

- Esta bien.

- Y el que apareciera Eva hoy me hizo dar cuenta de lo importante que es mantenerte cerca- hizo una pausa para respirar- así que, cuéntame algo hija.

- Algo como qué?- pregunté inquieta, no me gustaba hablar de mí.

- Algo como.. Hace cuánto que están saliendo?- en verdad, la pregunta no me sorprendía porque mi mamá ya sabía que yo era lesbiana. Hace años le conté entre llantos y lo único que me dijo era que me amaba por quien era- vamos! He visto cómo se miran!

- No mamá, no estamos saliendo- confesé.

- Por qué no? Ella no quiere?- hablando de estos temas era peor que una adolescente chismosa.

- No mamá, no es eso.. es simplemente que hemos comenzado "esto" hace poco.

- Por qué no le pides que sea tu novia?

- Porque no quiero apurar las cosas mamá- pero aunque no lo quiero admitir, me había dado una gran idea.

- Los chicos de hoy en día y sus tiempos, en mi época nos enamorábamos en menos de una semana.

Pero mi mente se había quedado pensando en el comentario anterior, lo que yo sentía por Eva era real y cada vez que la veía estaba completamente segura que ella sería el amor de mi vida, no había por qué retrasar nada.

- Mamá, qué ha pasado con la cabaña que teníamos?

- Nada, aun la tenemos- no entendía por qué había cambiado de tema.

- Crees que puedes prestármela para la próxima semana?- pude ver cómo comprendía todo ahora.

- Claro hija, pediré que la preparen.

- Gracias mamá, ahora vamos a merendar.

Bajamos y disfrutamos de la torta que nos había salido milagrosamente bien.

Para la cena nos encargamos de preparar arroz. Aunque admito que María nos ayudó bastante.

El próximo propósito que me propongo es aprender a cocinar.

Miré a Eva que estaba delicadamente conversando con mi madre y supe que así debería ser todos los días.

- Bueno Eva, estás segura que debes irte?

- Si María, me encantaría quedarme- se disculpó- pero mis padres me esperan.

- Cuando quieras puedes venir- le ofreció.

- Muchas gracias por esta noche, la comida estuvo deliciosa.

Se despidieron y yo la acompañé hasta su casa.

- Eva, tienes planes para el próximo fin de semana?

- Por qué preguntas?

- Porque estaba planeando que hagamos algo, alejarnos de la ciudad, qué dices?- no quería adelantar mucho para que sea una sorpresa.

- Claro, me encanta la idea- se asomó una amplia sonrisa a su rostro y esa sonrisa era mi motor.

La besé desenfrenadamente y allí me quedé en sus labios, en el más dulce sabor.

Amor sin cara [Lésbico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora