Las Brujas de Sangre 2🩸

Capítulo 5

Amaris

—Me desperté temprano y me di una ducha, por suerte compré ropas en linea y me llegaron a la casa, empiezo a revisar mis opciones y me decido por este

—Me hago una coleta y salgo en busca del auto que mande a comprar. Llegó hasta él y me subo y acelero rápido hasta la academia

—Al llegar veo que mi hermoso auto llama la atención de todos Justo lo que quería, lo parqueo bien y me desmontó lentamente, al hacerlo
Captó las miradas lujuriosas de algunos chicos, mientras los que molestaban a Mía me miran con odio, muy pronto les daré su merecido a ellos también, al llegar veo que los salones de clase están vacíos pero no sé por qué.

—Disculpa sabes dónde están todos ?—Le pregunto a una chica que iba pasando por el pasillo

—Si, están en la cancha reunidos el director Dylan Jones va decir algo—Dijo di-rector—Por que estoy tartamudeando ni que fuera una colegiala compórtate Amaris tienes 479 años ya eres una mujer madura, camino con pasos seguros hasta la cancha y al entrar las miradas de todos se posan en mi.. algunos me miran con odio y otros con intriga, mientras que la perra que se hace llamar Delia y Elsa me miran con unas ganas de matarme, créanme no son las únicas.

—No veo a Dylan por ningún lado así que me siento en una esquina para no llamar la atención—La puerta se abre entrando Dylan y nuestra hija pero me quedo perpleja al ver a Vivían, que hace esa zorra aquí. Ay Dylan espero que no se la hayas puesto de madrastra a mi hija por que lo juro que te mato, la rabia que tenia aumento al verlo al lado de esa niñata e idiota. Intento respirar y exhalar para que mi estrés y enojo bajen pero es imposible.

—Muy buenas tardes, para los que no me conocen soy el Director Dylan Jones, algunos saben que cree está escuela para que puedan compartir con los de la otra especie pero para algunas personas no les gusto la idea, así que se han separado de su reino o manada, el día de ayer unos vampiros casi le hacen daño a mi hija pero gracias a la diosa no fue a mayor, todos saben que soy muy sobre protector con mi hija ya que es lo único que me quedo de mi mujer—Me sentí feliz cuando él me llamo así que creo que mis mejillas estaban rojas como un tomate—Reacciona Ami que diablos te pasa no eres una colegiala, me digo para mi misma.

—Desde ahora no pueden andar solos ningunos de los que están aquí, esos vampiros son rebeldes y puede que quieran lastimarlos, ahora sin más por favor pueden volver a su aula de clases, me dirijo a la salida al igual que todos los estudiantes pero una voz me detiene en seco.

—Mamá!—Una sonrisa se formó en mis labios al oírla decirlo, las personas se quedaban viendo a Luna para ver a quien le decía así, me volteó lentamente y ella corre hacia a mí mientras me abraza las piernas.

—Mamá no te vallas, no me dejes de nuevo—Dice con lágrimas en los ojos, los demás estudiantes nos ven con intrigadas sin saber qué pasa, las lágrimas que caen de los ojitos de mi pequeña me duelen cada una por haberla dejado durante estos 5 años aunque para mi fueron más.

—Sh,Sh, no llores pequeña luna, le sigo secando sus lágrimas.

—Luna—miró hacia Dylan que al parecer la estaba buscando—Aquí estás, disculpa y gracias por encontrar a mi hija, vamos tenemos que irnos!

—No, No iré me quedaré con mamá!—Dice Luna haciendo un puchero.

—Cariño no puedes estar llamando a mamá a todo el mundo—Le recalca Dylan

—Ella no es todo el mundo es mamá, ella fue quien me salvo de los vampiros cierro mamá?

—Este....

—Fuiste tú quien la salvo ?—Me pregunta Dylan.

—Si

—Mamá me alegra que haigas vuelto así no nos vas a dejar ni a papá ni a mi—Dice mi pequeña con unas sonrisa en su rostro.

—Luna, deberías escuchar a tu padre y irse ahora tengo que ir a clases luego paso por ti y te llevo a comer helado que te parece ?

—Si—Luna asiente emocionada, por suerte todos los alumnos entraron al aula y solo estábamos nosotros tres. Me levanto para irme pero Luna aún sostiene mi mano y una voz me detiene.

—Mía!!—Escucho que habla con enojo—me volteó a ver quien es y es la madre de Mía ya sé por que está aquí.

—Sucede algo ?—Le pregunta Dylan.

—Alfa, —dice ella haciendo una reverencia—Necesito hablar con mi hija hizo algo indebido.

—No eh hecho nada y no me molestes ahora, sabes muy bien que se lo merecía.

—Eres un monstruo como te atreves a hacerle eso a tu padre

—El no es mi padre será mejor que te largues ahora si no te vas arrepentir—le digo en tono amenazante.

—A si que me vas hacer ?

—Luna pequeña hagamos algo, por que no vas con tu padre y se comen un helado.

—No, No quiero que la señora mala te haga daño mamá!

—entonces hagamos esto, te voy a quitar la audición y el ver por unos minutos si.

—No va hacer doloroso?

—Para nada, ni cuenta te darás

—Está bien

—Alfa podría cargarla sólo serán unos minutos—Dylan asiente y carga a mía, yo me acerco a ella y le paso mi mano por sus oídos quitándole la audición.

—Me estás ignorando perra, eres una zorra que no sabe respetar ni a su propia madre—Sigo ignorándola mientras le quito la vista a Luna.

—Eres una malagradecida debí abortarte cuando pude.

—Arrodíllate!!—Dije en tono harto y amenazante, mientras ella caía al suelo por la fuerza de mi poder—Debería enseñarte a respetar los rangos, no eres una madre, una madre no deja que su marido viole a su hija, una madre no trata a su hija como una mierda, tú no eres madre no te mereces llamarte así la palabra mamá es una palabra sagrada y tú no entiendes el significado de ella, no me arrepiento de lo que hice por que lo volvería hacer una y otra vez, lo mataría y tú ni nadie me detendría por que yo hago lo que me da la gana, sabes cuál es tu castigo, me acerco a ella y le quito la vista de raíz así como el habla y el olfato y todo, le quite los 5 sentidos. Este será tu castigo desde ahora en adelante no eres nada para mi.

—Ella llora descontrolada, mientras trata de ponerse de pies pero tropieza. Dylan está en shock desde su sitio no dice ninguna palabra—Llevemos a la pequeña luna a otro lugar así le devolveré sus sentidos, camino pasándole por el lado a Dylan pero él me detiene.

—Como la llamaste—Ay joder metí la pata