Capítulo 37. - Festejo con sorpresa -

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- ¿Perdona? -. mi corazón bombeando muy aceleradamente.

- Es la primera vez que se nos aparece un pequeño duende en la casa -. dijo dubitativo mi padre -. Es raro que solo haya sido para enviarte saludos por las fiestas.

- A veces mandan cartas, no es algo tan raro.

- Me dió la impresión de que no era un envío formal de felices fiestas -. dijo cruzándose de brazos -. Además hija, casi le arrancas un brazo trayéndola a tu alcoba antes de que siguiese hablando frente a nosotros.

- No quería que siguiese estorbando ahí generando más caos, preferí traerla acá -. y ahora fue mi padre el que dio un gran suspiro.

- Mira Hermione eres mi hija, te conozco -. colocó una mano sobre mi hombro buscando mi mirada -. ¿Él te quiere?.

- Eso espero, pá -. Me animé a confesarle, tras un largo suspiro de añoranza.

Me abrazó en silencio, y ese abrazo era lo que realmente estaba necesitando desde que llegué a casa.

- Sé que eres inteligente Herm, solo ten cuidado - asentí frente a su consejo y me besó la frente - y baja a cenar, tu madre ya nos debe estar esperando.

- Claro, ahí bajo.

La cena con mis padres siempre es un momento de serenidad y amor.
Pero esta noche fue distinta, mi cuerpo estaba con mis padres, pero mi mente estaba en ese maldito castillo, en esa maldita oficina oculta en las mazmorras, en ese misterioso e irritable profesor oscuro.

Les deseé feliz navidad a mis padres luego de abrir nuestros regalos y volví a mi alcoba.
Me costó conciliar el sueño, así que solo traté de enfocarme en la respiración, no solo me serviría para dominar mi noctambulidad, sino también para la práctica de oclumancia.

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Los destellos del sol me despertaron por la mañana, vi que nevaba y baje corriendo para sacar a mis padres fuera y disfrutar con ellos de un breve pero divertido momento antes de entrar para desayunar.
Hicimos ángeles con nuestros cuerpos tomados de la mano, un muñeco de nieve con mi bufanda de Gryffindor y hasta papa inició una inesperada pero graciosa guerra.

El día fue perfecto, fuimos nuevamente al centro con mis padres para que pudiese comprarles un regalo a mis amigos por navidad.
Una pequeña tienda de antigüedades captó mi atención y decidí entrar, todo me parecía hermoso, desde ese olor a papiro antiguo, hasta los juegos de té, y los vestidos casi sacados de la realeza. Entre todos esos valiosos objetos muggles encontré una pequeña cámara de fotos instantánea, se me ocurrió que sería un regalo ideal para él, en lugar de tener almacenados todos los recuerdos solamente en su memoria y tener que meter la cara dentro de un pensadero, ahora podría llevarlos consigo donde quisiese.

Sonreí ante la idea de imaginarlo posando para una foto, de seguro escondería la sonrisa queriendo aparentar que el aparato le pareciese algo insulso.
La compré junto con un rollo al que luego me ocuparía de hacerle un encantamiento para que se pudiese multiplicar y nunca se quedase sin repuesto.

El tiempo con mis padres llegaba a su fin por lo que quedaba de este invierno, sabían que me reuniría con Harry y los Weasley para terminar mis vacaciones con ellos, aunque no pude contarles que primero me encontraría en Hogwarts con mi profesor de DCAO. Odiaba tener que mentirles u ocultarles cosas, pero si llegasen a saber, no solo de mi romance con un profesor, sino que este, además, es un mortífago bajo un juramento inquebrantable que involucra la muerte de nuestro, tan amado por muchos, director Albus Dumbledore, no quería ni pensar en lo que pensarían de mí.

Pociones & Pasiones - Sevmione - SnamioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora