Rhys nunca olvidaría la noche en que se adentró en las profundidades de Damned Forest. La luz plateada de la luna menguante apenas se filtraba entre las copas entrelazadas de los árboles centenarios, proyectando sombras danzantes que parecían susurrar oscuros secretos y le erizaban la piel. El aire estaba impregnado del olor de la tierra húmeda y de algo más, una podredumbre que no conseguía reconocer.
Con cada paso que daba, el terreno cubierto de hojas muertas crujía bajo sus botas, y tenía la sensación de que no estaban solos. Los sonidos del bosque formaban una macabra sinfonía: el lejano ulular de un búho, el repentino chasquido de una rama al romperse y el constante susurro de voces que no pertenecían a ningún ser vivo... No tenía palabras para explicarlo, excepto quizás: espantoso. No podía ser menos que espantoso, como salido de sus pesadillas más oscuras, incluso superando una visión del infierno.
Mientras avanzaba por aquel lugar olvidado por los dioses, acompañado por el grupo de Ejecutores bajo su mando, tenía la sofocante sensación de que cada árbol lo observaba con ojos invisibles, y que cada susurro era una advertencia para que se detuviese. Sin embargo, no podía hacerlo. Tenía que salir de aquel lugar y regresar a casa, debía llevarlos sanos y salvos con sus familias. A todos ellos. Jamás se perdonaría perder a alguien más. No desde que Arian... Se rehusó a pensar en ello, aunque la angustia parecía estrujarle el corazón hasta hacerlo doler.
De repente, Rhys se paralizó, con la mirada fija en la figura solitaria de un imponente tejo que se alzaba ante él, cuyas ramas se extendían como brazos retorcidos hacia el cielo nocturno. La imagen del muchacho encadenado al árbol lo sacudió como una ola de frío, dejándolo con una mezcla de horror y repugnancia. Por un momento, no pudo sino contemplarlo, con su mente luchando por comprender la situación. ¿Qué hacía en medio de la nada, atado igual que una bestia salvaje?
Calculó que el chico tenía al menos quince años. Tan delgado que sus costillas parecían atravesarle la piel, así como cubierto de innumerables magulladuras y heridas abiertas que aún sangraban, tenía el cabello oscuro y lacio cayéndole sobre los hombros como alas de un cuervo. Apenas respiraba, su pecho se movía despacio, con dolorosa dificultad, mientras emitía débiles gemidos suplicantes. Rhys se fijó en el extraño símbolo dibujado tanto a lo largo de su piel como en el tronco del tejo: un ojo rodeado de plumas negras. ¿Qué podía significar? Conforme la compasión fue abriéndose paso a través de su asombro, decidió que lo averiguaría en otro momento.
Se acercó al chico con pasos decididos. Sus manos temblorosas alcanzaron las cadenas, en cuanto las tocó le quemaron las palmas de las manos. Eran de plata maciza; nunca hubiera podido liberarse sin ayuda. Percatarse de ello aumentó su indignación. ¿Qué clase de monstruo despiadado podía cometer semejante atrocidad?
—Cálmate, te ayudaré —susurró en la quietud del bosque.
El muchacho encadenado intentó hablar, pero de sus labios no escapó más que un murmullo entrecortado: «No estoy maldito». Lo repitió, tambaleándose en la línea entre la inconsciencia y la muerte. Las palabras atravesaron el corazón de Rhys como espinas venenosas, quien miró hacia el tejo, sintiendo el peso de unos ojos invisibles sobre él. Aun así, no les prestó atención. Ignorando lo que podría considerarse un presagio y su propio dolor, tiró de las cadenas hasta que se hicieron añicos. El cuerpo desnudo y sangrante se balanceó hacia sus brazos; lo sostuvo con ternura y le apartó el cabello del rostro magullado. Aquellos ojos entreabiertos, que luchaban por mirarlo, lo dejaron sin aire. Nunca había visto un turquesa tan profundo... Por un breve instante, recordó su primer encuentro con Arian. Entonces, lo abrazó para consolarlo. No lo abandonaría; no de nuevo, ni a nadie más. Nunca...
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Luz de luna carmesí | Manada de Crimson Lake#1 | 2 edición
Romance☜❤☞【2𝓭𝓪 𝓮𝓭𝓲𝓬𝓲ó𝓷】☜❤☞ ¿Es posible vivir sin la mitad del alma? A sus treinta años Rhys Badmoon no conoce la respuesta. Incluso si continúa esperando ser bendecido por la diosa, desde que lo apartaron de la única persona que alguna vez amó, en...