El tiempo se detuvo. Mientras contemplaba aquellos grandes ojos azul hielo, Rhys contuvo la respiración. Inmóvil, víctima de sus propias emociones confusas y las de la bestia con la que cohabitaba. Un ligero temblor se apoderó de sus piernas mientras apretaba las manos, enterrándose en su carne las uñas que habían comenzado a crecer.
No necesitó más que un segundo para reconocerlo; sin embargo, con esto vino la asfixiante sensación de abandono. Y el dolor. sobre todo eso. Demasiado dolor.
Era él, después de tantos años, al fin, contemplándolo como si aun fueran aquel par de niños que alguna vez...
—Crimson.
Rhys tragó con aspereza ante el sonido de su voz. También había cambiado: aunque era baja y ronca, le pareció que continuaba sintiéndose como un beso, más allá de la piel, en los rincones oscuros de su alma que únicamente él pudo tocar.
Arian, Snow, Blackheart. Incluso habiendo cambiado al punto de no parecerse a sí mismo, él lo hubiera reconocido a kilómetros de distancia. No se trataba solo del gélido azul de sus iris, que habían comenzado a acecharlo, sino de todo cuanto representaba. Más allá de su piel nívea y la cabellera que le caía sobre los hombros como delgados hilos de plata, se debía a la fragancia que lo había caracterizado desde el principio. Para Rhys, olía a sol y a brisa marina; a verano y... a libertad. La misma que perdió junto a él, con su partida. La misma que le arrebataron al ganar su puesto como Alfa.
Ahora, no obstante, había un aroma subyacente, que encontró seductor y despertó más que a su lobo interior, un deseo que jamás creyó poseer. La sangre en sus venas se sintió como fuego líquido, y de momento todo a su alrededor desapareció. Solo estaban Arian y él, mirándose, reconociéndose, anhelándose como si...
El pene de Rhys dolió de puro deseo cuando los ojos de Arian se estrecharon sobre él y una peligrosa sonrisa, que nunca había visto, se trazó lento en sus labios pálidos. Era la de un depredador listo para atacar a su presa, y la víctima era él.
—Crimson.
El nombre por el cual era reconocido en su manada salió en un tono incluso más bajo, como un gruñido que ocultaba una orden. De no haber sido quien era, estuvo seguro de que habría cedido de inmediato.
—Snow... —Se aclaró la garganta para esconder sus emociones—. Snow, ¿realmente eres tú?
La sonrisa en sus labios se ensanchó, sin molestarse en ocultar la burla, al mismo tiempo que levantaba una ceja.
—No lo sé, ¿conoces a otro bastardo albino?
—Snow, ya te he dicho que...
—¡Ah!, pero me reconoces.
—Fue una pregunta estúpida, ¿contento? Es solo que... que... ¡Mierda, estás aquí!
—Te dije que volvería.
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Luz de luna carmesí | Manada de Crimson Lake#1 | 2 edición
Romantizm☜❤☞【2𝓭𝓪 𝓮𝓭𝓲𝓬𝓲ó𝓷】☜❤☞ ¿Es posible vivir sin la mitad del alma? A sus treinta años Rhys Badmoon no conoce la respuesta. Incluso si continúa esperando ser bendecido por la diosa, desde que lo apartaron de la única persona que alguna vez amó, en...