1 - Velada.

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Paul estaba terminando de prepararse para una "quedada," como le llamaba su amigo. No le gustaba la palabra "cita", le parecía un tanto anticuada.

Armiche, un viejo compañero que se había convertido en amigo durante las largas jornadas de trabajo en el Cuerpo Nacional de Policía, le había insistido para que saliera con una chica que, según él, era ideal para él.

No estaba muy convencido ya que la idea de salir con alguien que no fuera la mujer que amó en el pasado no le interesaba, pero la insistencia de su amigo lo llevó a aceptar.

A fin de cuentas, no perdería nada conociendo a gente nueva.

Mientras se ajustaba el reloj en la muñeca se miró al espejo. Aún tenía tiempo de sobra para llegar, así que salió con tranquilidad hacia su auto y comenzó a conducir hacia el restaurante donde se encontrarían.

_____

Eran las seis de la tarde y Dominique, nerviosa, se miraba por tercera vez en los últimos diez minutos en el espejo, acomodando su cabello y repasando su labial.

Las citas no eran algo que le gustara; su última experiencia había sido años atrás con un chico para nada educado, la cual acabó a la media hora de haber comenzado cuando Dominique se retiró del lugar, dejándolo con el plato servido y una expresión de confusión.

Ciertamente antes de concurrir no se sentía segura, así que el hecho de que él haya tenido un comportamiento tan estúpido solo le sirvió como excusa.

Ese fue el primer encuentro desde la muerte de su esposo y, hasta ahora, el único.

Solía ser bastante cortejada, ¿y cómo no? Para sus 41 años se mantenía impecable, pero prefería evitar las citas.

Aunque Théodore ya no estuviese hace muchos años, aquella cita le dio cierta culpa, como si lo estuviese engañando.

Si fuese por ella no tendría otra, pero unos días atras mientras patrullaba con uno de sus agentes, Armiche, hubo una persecución en la que el agente apostó que, si lograba atrapar a los sujetos, ella tendría que cumplir cualquier prenda que pusiera.

Sin dudarlo aceptó, no había nada que le asustara cumplir.

O bueno, eso creía, porque ahora se hallaba alistándose para una cita con un candidato que Armiche había elegido para ella.

Si había algo que valoraba era su palabra, y la había dado, así que no podía decir que no.

Lo que más nerviosa la ponía era que las palabras textuales de Armiche hubieran sido "es ideal para ti", no confiaba en absoluto en que eso fuera cierto.

Ya se le había hecho algo tarde, así que se perfumó y salió apresurada hacia su auto.

...

Después de un rato conduciendo llegó al restaurante, quedándose unos segundos fuera mientras observaba la estética del lugar.

Las paredes eran blancas, tanto en el exterior como en el interior, decoradas con tonos café y plantas que brindaban un ambiente cálido y sofisticado a la vez.

Se dirigió a la mesa que le había indicado Armiche, obviando las decoraciones para fijarse en el pelinegro que ya estaba allí sentado.

No podía negar que era atractivo. Bastante, de hecho.

—¿Paul? —preguntó al acercarse con una leve sonrisa.

—¿Dominique? Un placer. —Paul se levantó y extendió su mano para saludarla.

Atracción Prohibida (Domisker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora