𝟭𝟯. 𝗝𝗮𝗰𝗮𝗲𝗿𝘆𝘀 𝗩𝗲𝗹𝗮𝗿𝘆𝗼𝗻.

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El barítono áspero de la voz de su marido sonó por el pasillo, cada una de sus palabras hizo que sus cejas se fruncieran y que sus labios se hicieran una mueca, estaba viviendo mucho después de la muerte del rey Jahaerys I, a pesar de ser mayor qu...

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El barítono áspero de la voz de su marido sonó por el pasillo, cada una de sus palabras hizo que sus cejas se fruncieran y que sus labios se hicieran una mueca, estaba viviendo mucho después de la muerte del rey Jahaerys I, a pesar de ser mayor que el propio hombre fallecido, con una cara flácida llena de arrugas y huesos quebradizos, ella se preguntó cómo podría ponerse de pie solo incluso cuando se casaron por primera vez, se veía exactamente igual y su comportamiento tampoco había cambiado un poco.

-Sí, querida-volvió a llamar, pegándole un delicado pendiente leah miró hacia adelante en el espejo de tocador, su criada se paró detrás de ella, asegurando que esas espirales perfectas de cabello estuvieran encerradas en su lugar.

Esta noche, la familia real organizaba un baile en honor al cumpleaños del príncipe heredero el todavía era joven, tan joven como ella; ella lo envidiaba, aunque nunca lo había conocido el estaba haciendo todo lo que deseaba a su edad, y ella estaba atrapada dentro de las paredes de su propia casa.

Su vestido era de satén pesado, un color lila pálido bordado con pequeñas flores era hermoso, y le gustaba a sí misma en él finalmente, no es una de las cosas que su marido había elegido para ella.

-Te ves hermosa, mi señora-dijo su criada, Henrietta.

-Gracias-sonrió pero las palabras de Henrietta no significaban nada por ahora.

-¿Estás lista? - los pesados pasos de su marido se metieron en la habitación se detuvo para echarle un vistazo, con los ojos pálidos debajo de los párpados caídos mirándola hacia arriba y hacia abajo, ella tembló dos años de esto, y ella todavía no se había acostumbrado-Te ves joven.

Sus labios se apretaron, mientras Henrietta le ofrecía dos pares de guantes eligió la seda más clara-Soy joven.

-Eres una esposa y una madre- respondió de forma descordada-no hay jóvenes presentes en papeles como ese.

-Como dices, querido-murmuró.

-Habla, mujer- ladró-Mis oídos no funcionan como antes

Ella levantó la voz ahora, tratando de disfrazar el tono de repugnancia en su voz-Mis disculpas, querido como digas

-El carruaje ya está aquí-ignoró sus disculpas, arreglando la manga de su abrigo-Baja pronto o me voy sin ti

Una vez que se fue, Henrietta habló ella era una chica franca, a una leah se le permitió decir lo que ella es, ya que era una de las pequeñas diversiones de su vida.
-El carruaje se irá de la impaciencia para cuando baje las escaleras.

La sonrisa de leah amenazaba con salir de sus labios, incluso una risa.

-Yo misma lo pensé-admitió.

Un balbuceo vino de detrás de ella, un sonido feliz ella podría llamar a esto la verdadera fuente de su alegría, su verdadero consuelo.

-agon-camino, estirando la mano su hijo, aragon, era el chico más dulce que había conocido, alguien tan diferente a su padre que podía caer de rodillas y dar gracias a Dios una y otra vez por ello.

𝗢𝗻𝗲 𝗦𝗵𝗼𝘁'𝘀  𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗖𝗼𝗹𝗹𝗲𝘁𝘁. シDonde viven las historias. Descúbrelo ahora