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Te gustó estar aquí...acostada en la cama, leyendo un libro de poemas mientras tu madre te peinaba el pelo. Rhaenyra siempre tuvo debilidad por su única hija, cediendo y permitiendo todos los caprichos razonables que tenías. -Madre-hablas despacio, bajando el libro y sosteniéndolo cerca de tu pecho Rhaenyra detiene su suave movimiento, mirándote con cariño -¿sí, mi dulce niña?
-¿Podemos quedarnos aquí en el desembarco del rey por más tiempo?-preguntas-Todavía no quiero dejar al abuelo los maestres ya no traen noticias de mejora y me temo...-te quedas atrás sin querer decirlo en voz alta, Rhaenyra sabía de la gravedad de la salud de su padre, pero temía que la riña entre sus hijos y sus medios hermanos solo diera lugar a nuevas peleas y discusiones todos los días.
-Sabes que no podemos, mi corazón-acaricia tu cabeza con cariño-¿quién cuidará de Dragonstone con nosotros fuera? -Por favor-pides al sentarte y dar la espalda para enfrentarte a ella-no quiero arriesgarme a no estar aquí cuando él fallezca y perder mi oportunidad en un último adiós- ni siquiera Rhaenyra podía discutir con tus palabras tu petición proviene de un lugar de adoración para tu abuelo, él era muy aficionado a su nieta mayor, pero Rhaenyra también contempló lo que puede salir mal si ella no está aquí para la muerte de su padre. No importa la legitimidad de que sea nombrada heredera del trono, ella es muy consciente de los susurros en la corte, el esquema de la mano y la reina; Aegon Targaryen no puede ser el rey si está aquí para tomar el control de la situación.
-Está resuelto entonces-Rhaenyra está de acuerdo después de un latido de silencio-Nos quedaremos aquí todo el tiempo que desees-Una sonrisa de gratitud se abre camino en tu cara con las palabras de tu madre y te apresuras a abrazarla -Gracias madre-Rhaenyra se ríe, frotándote círculos relajantes en la espalda -Ahora descansa mi dragona, ha sido un día agitado-ella se inclina para besarte la frente -dulces sueños.
Te abras camino debajo de las sábanas, con la cabeza descansando cómodamente en la almohada -Adiós, madre- con una última mirada, Rhaenyra sale de la habitación la puerta se cierra suavemente detrás de ella, dejando que el tenue brillo de las velas te adormece.
La mañana llega suavemente, con el sol corriendo por las ventanas arrojando un suave brillo en tu habitación las damas asignadas para tu cuidado se habían dejado entrar, despidándote de tu sueño y llegándote al baño para prepararte para el día.
Los baños en King's Landing eran más majestuosos que en casa te tomas tu tiempo para remojarte en el agua tibia con aceite de jazmín y pétalos de rosa, suspirando de placer no te tomó mucho tiempo vestirte con la ayuda de las damas y desayunar solo, optando por un poco de calma por la mañana sabiendo que tus hermanos y tíos inevitablemente destruirán cualquier sensación de paz en las próximas horas.
-Me gustaría dar un paseo por la torre del resenque, la verdad mucho ha cambiado desde que estuve fuera- el guardia asignado para tu deber solo asiente con la asente a tu orden mientras sales de la habitación la estrella de siete puntas brilla en tu cara en cada giro que haces, un marcado contraste con la decoración real que la tenía tuvo en tu infancia.
