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Cuando Jacaerys se encargó de enseñar y entrenar a las semillas de dragón, no pensó que su lealtad a su prometida sería desafiada, desde el comienzo de la guerra, su vínculo con Baela se hizo más fuerte y se acercaron, pero mientras te veía en la cima de Silverwing, con el pelo en el viento y volando sobre el agua, sintió cosas que nunca antes había sentido.
¿Era la sangre del dragón, lo que lo llamaba? ¿O fue la vista de una mujer en un gran dragón? Jacaerys no podía decirlo lo que sabía era que nunca se sintió así cuando Baela estaba montando a Moondancer.
-¿Qué quieres decir con que fue a Riverlands?-le gritó a su madre, todos los modales olvidados.
Rhaenyra se reunió con su mirada con una mirada tranquila-Los Verdes están marchando hasta Harrenhal, la envié a reunirse con su ejército antes de que llegaran a las Tierras de los Ríos.
-¿Y qué pasa con Vhagar?-Jacaerys continuó, su voz se levantó mientras pensaba en la bestia que había devorado a su hermano pequeño y a su dragón de un solo bocado- saben que Daemon se a ido a Harrenhal, sin lugar a dudas, trajeron a su dragón más grande para luchar contra él
Rhaenyra tarareó cuidadosamente-Es una gran posibilidad, pero Silverwing es un gran dragón, como tú mismo dijiste, saera se encargará de Vhagar si Aemond se atreve a aparecer.
-Ella no está lista para ir a la batalla- los puños de Jacaerys se apretaron a sus lados, inventando los peores escenarios en su mente-¡La enviaste a su muerte!
-Necesitaba enviar un dragón, era Silverwing o Vermithor
-¿Por qué no enviaste a Vermithor?
-Porque no quería revelar nuestro mayor activo al enemigo-dijo Rhaenyra, con la frente frunciendo mientras se dio cuenta de la agitación de su hijo-¿Por qué estás tan agitado? Las semillas de dragón fueron idea tuya, Jace tenemos que enviarlos al campo de batalla en algún momento.
Las razones por las que comenzó la búsqueda de semillas de dragón fueron para conseguir más dragones en su equipo, pero también para no arriesgarse a los suyos en la batalla usando aquellos con sangre, más delgada que la suya como forraje fue egoísta y malvado, pero las pérdidas son inevitables durante una guerra, es mejor ser un extraño que alguien que amas.
Pero ahora, su plan había sido contraproducente.
-¡Ella no es solo una semilla de dragón!-Jacaerys rompió, con los ojos ardiendo de ira y preocupación- ella es...- se detuvo, dándose cuenta de lo mucho que había revelado en su furia y de la implicación de lo que estaba a punto de decir.
Rhaenyra habló su nombre en voz baja, finalmente imaginando la naturaleza de las preocupaciones de su hijo, pero se dio la vuelta, incapaz de mirar a su madre a los ojos.
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Cuando llegó la noche, Jacaerys no podía dormir, tirando y girando en su cama todo en lo que podía pensar era en que luchabas contra Vhagar... y perdías.
