¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LA SOMBRA DE LA GUERRA LE HABÍA HECHO ACELERAR EL CORAZÓN Y LA SANGRE CORRER.
Pero los brazos de Jacaerys estaban calientes y su tacto firme, y en medio de su tienda de campaña, Shiera sintió un parpadeo de seguridad.
La había encontrado en su viaje para tratar con Lady Jeyne Arryn, dándose cuenta de que era la hija de su padrastro Daemon y su difunta esposa Rhea Royce, su prometida de la infancia se haba estado quedando en Runestone con su tío, llevando la memoria de su madre.
Ellos habían sido amables cuando eran niños, y ella se enamoró de él.
Ella se unió a él en su viaje, hacia el norte y ahora, hacia las tierras de los ríos su madre le pidió que pasara por alto las tropas estacionadas en la zona antes de regresar a Dragonstone; Jacaerys lo hizo obedientemente, deseando deshacer su mente de la devastación que se le reveló hace una luna.
Durante el día en las ramas, derribaba a la oposición con sus flechas, el marrón de su cuero le permitía camuflarse contra la corteza de los árboles en la noche, ella volvería a su abrazo y se unían de la manera más sagrada.
No tenían cuidado con sus pasiones, ya que ahora estaba claro con el dolor en sus pechos y la enfermedad que había expulsado de su garganta cada mañana.
-Por los dioses-jadeó cuando regresó esa noche parecía ser una batalla particularmente dura, con moretones en los nudillos y un rasguño contra la altura de la mejilla ella se paró desde su lugar en el fuego, acercándose a él rápidamente.
-Es peor de lo que parece-insistió Jacaerys, deseando no preocuparle.
-No importa eso-frunció el ceño levantando la mano para inspeccionar los florecientes tonos de rojo y púrpura-¿Todavía no has visto a un maester?
-Son duros al manejarme-sonrió-Prefiero mucho tu gentileza.
-Gentileza nunca se ha usado como una palabra para describirme, mi príncipe.
Ella lo llevó al lado del fuego si quedaba algún escalofrío en sus huesos calentó el agua sobrante que tenía en su cuenca y sumergió un trapo viejo pero limpio en ella, quitando cualquier gota de sangre que pudiera ver.
Jacaerys silbó a cada toque a pesar de lo suave que se comportó.
-Creo que es igual en sentimiento que en apariencia-comentó su reacción traicionó su insistencia.
Cuando la sangre y la suciedad se habían limpiado, ella bajó la mano, pero mantuvo sus ojos cerrados sonrió de nuevo, con la cabeza agachada-¿Qué?
Shiera se mordió el labio, preguntándose cómo tomaría la noticia que ella estaba a punto de revelar-Tengo algo que decirte.
-Dímelo-Jacaerys tocó su brazo, su pulgar moviéndose en pequeños círculos.
