Capitulo V - La Gran Noche (Parte 1)

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Al día siguiente, Charlie, aunque cansada, se levantó temprano y para su sorpresa habían muchas sombras que estaban dando los últimos detalles antes de esa tarde cuando se realizaria la gran ignaguracion

—oh querida veo que ya has despertado, me tomé el atrevimiento de empezar con los detalles antes que llegaras— dijo Alastor detrás de ella con un tono carismático provocando que la princesa brincara

— Ah-ah? Ah si no-no hay problema Al— balbuceo Charlie

—ya esta casi todo listo querida, solo falta lo más importante del día el desayuno asi que te parece si bajamos a desayunar hoy yo hago mi famosa Jambalaya — le dijo pasando su brazo por sus hombros arrastrandola hacia la cocina.

Ya en esta Alastor se puso a cocinar se quito su saco y lo puso en una silla, después se remango hasta los codos y con un chasquido hizo aparecer todos los ingredientes en la mesa, mientras Alastor preparaba su jambalaya Charlie estaba en su teléfono pero después su atención se centro en el demonio ciervo que se movía como un verdadero chef

— no sabia que te era tan interesante dulzura —dijo el demonio rojizo exaltando a la chica

— eh esque me preguntaba donde aprendiste a cocinar porque no sabía que te interesaba— le contesto un poco nerviosa y avergonzada de que la haya encontrado viéndolo

— me enseñó mi queridisima madre cuando todavía era un niño, me inculcó la cocina, buenos modales e incluso un poco de la moda también— dijo sin despegar su atención de lo que estaba preparando.

Charlie observaba con atención cada movimiento de Alastor en la cocina. La forma en que picaba los vegetales con precisión y mezclaba los ingredientes con destreza la fascinaba. El aroma de la jambalaya empezaba a llenar el aire, envolviendo a ambos en una atmósfera cálida y hogareña.

—¡Listo, querida!—exclamó Alastor con una sonrisa amplia, sirviendo dos platos generosos del humeante guiso. —Espero que te guste mi especialidad—

Charlie tomó asiento en la mesa mientras Alastor colocaba los platos frente a ellos. Con un gesto elegante, se sentó y la animó a probar.

—Esto huele delicioso, Al. Gracias por prepararlo—dijo ella, tomando una cucharada. Apenas probó el primer bocado, sus ojos se iluminaron. —¡Está increíble!

Alastor soltó una risa jovial, evidentemente complacido con la reacción de Charlie. —Me alegra que te guste, querida. Siempre es un placer cocinar para alguien que aprecia el buen sabor—

Charlie siguió comiendo con gusto, disfrutando cada bocado. Mientras tanto, Alastor comía más pausadamente, observándola con satisfacción. La conversación fluyó con naturalidad, hablando de todo un poco, desde los preparativos para la inauguración hasta anécdotas de sus vidas.

—Al, ¿qué fue lo que más te enseñó tu madre sobre la cocina?—preguntó Charlie, curiosa.

Alastor hizo una pausa, mirando al vacío como si recordara tiempos pasados. —Mi madre me enseñó que la cocina es más que seguir una receta. Es un acto de amor y dedicación. Cada plato que preparas lleva una parte de ti, una intención de compartir algo especial con los demás.

Charlie asintió, comprendiendo la profundidad de esas palabras. —Eso es hermoso, Al. Creo que hoy has compartido algo muy especial conmigo.

La mirada de Alastor se suavizó y, por un momento, el carismático y siempre controlado demonio dejó entrever una pizca de vulnerabilidad.

—Me alegra que pienses así, Charlie. Creo que cocinar para ti ha sido lo más agradable que he hecho en mucho tiempo.

Ambos continuaron disfrutando del desayuno, saboreando no solo la comida sino también la compañía. Era un momento de calma antes del gran evento, un instante que ambos sabían atesorarían en sus recuerdos.

La Maldición de tu Amor (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora