Capitulo VII -Revelaciones Nocturnas

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En la quietud de la madrugada, el Hazbin Hotel estaba envuelto en una calma inusual. Alastor, con las sombras trabajando en la restauración del vestíbulo, decidió deambular por el hotel. Sus pasos resonaban en los pasillos desiertos mientras se dirigía a la cocina en busca de algo para comer, o quizás simplemente para distraerse de sus pensamientos.

Abrió la puerta de la cocina, y el crujido de la madera resonó suavemente en el silencio. Se movió con la gracia y la elegancia habituales, buscando entre los armarios. Encontró una botella de vino tinto, la destapó y vertió un poco en una copa, disfrutando del aroma y el sabor profundo.

De repente, un sonido suave captó su atención. Alguien más estaba despierto y se acercaba. Alastor giró la cabeza, curioso y alerta. La puerta de la cocina se abrió lentamente, revelando a Charlie, quien también parecía haber sido incapaz de conciliar el sueño.

-¡Alastor! -exclamó Charlie, sorprendida pero con una sonrisa-. No esperaba encontrar a nadie más aquí a estas horas.

Alastor le devolvió la sonrisa, levantando su copa en un saludo informal.

-Mi querida Charlie, parece que ambos somos víctimas del insomnio esta noche.

Charlie caminó hacia él, sus pasos suaves en el piso de baldosas. Se detuvo junto a él y miró la botella de vino.

-¿Me invitas una copa? -preguntó, con una chispa de humor en sus ojos.

-Sería un placer -respondió Alastor, sirviéndole una copa y entregándosela con una inclinación de cabeza.

Charlie tomó un sorbo, disfrutando del sabor antes de dirigirse a una de las sillas de la cocina y sentarse. Alastor la siguió, tomando asiento frente a ella. Por un momento, ambos disfrutaron de la tranquilidad, dejando que el silencio se asentara cómodamente entre ellos.

-¿Qué te mantiene despierto? -preguntó Charlie finalmente, rompiendo la calma.

Alastor dejó escapar una risa suave y burlona.

-Digamos que dormir no es exactamente mi fuerte. Prefiero la compañía de la noche y sus secretos.

Charlie asintió, comprendiendo más de lo que Alastor había dicho. Sabía que había una historia detrás de cada respuesta elusiva que él daba, una historia que probablemente nunca contaría por completo.

-Y tú, querida, ¿qué te tiene despierta? -inquirió Alastor, inclinándose ligeramente hacia ella, sus ojos brillando con interés genuino.

Charlie suspiró, jugando con la copa entre sus manos.

-Pienso en todo lo que ha pasado hoy. La pelea, el peligro, mis amigos... y tú.

Alastor levantó una ceja, claramente intrigado.

-¿Yo? ¿Qué de mí ocupa tus pensamientos?

Charlie lo miró directamente a los ojos, su expresión seria pero llena de curiosidad y preocupación.

-Te vi pelear, Alastor. Vi el riesgo que tomaste por todos nosotros. Y luego vi tu vulnerabilidad, algo que nunca muestras. No puedo evitar preguntarme quién eres realmente, más allá de la fachada que mantienes.

Alastor dejó la copa en la mesa, sus dedos tamborileando suavemente sobre la madera. Su sonrisa habitual se desvaneció, reemplazada por una expresión más pensativa.

-Querida Charlie, soy alguien con una historia larga y complicada. No es fácil de explicar, y dudo que sea algo que te gustaría escuchar.

-Pero quiero entenderte -dijo Charlie con firmeza-. Quiero saber por qué haces lo que haces, por qué estás aquí. Sé que hay más en ti de lo que dejas ver.

La Maldición de tu Amor (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora