Capitulo XI - El Baile (Noche 2)

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El sol comenzaba a asomar por las cortinas del Hazbin Hotel, iluminando suavemente las habitaciones. Alastor fue el primero en despertar, como de costumbre. Se levantó, se estiró y se dirigió al baño para refrescarse. Después de un baño rápido, se vistió con su impecable traje rojo y bajó al vestíbulo.

Niffty ya estaba allí, ocupada limpiando y organizando el lugar.

-Buenos días, Niffty -dijo Alastor con su tono habitual.

-¡Buenos días, señor Alastor! -respondió Niffty con una sonrisa enérgica-. ¿Cómo estuvo el baile?

-Inolvidable -dijo Alastor, sus ojos brillando con un toque de satisfacción.

Mientras tanto, Charlie seguía durmiendo profundamente en su habitación, disfrutando del descanso después de la emocionante noche. Alastor decidió preparar un desayuno especial nuevamente, esta vez con un toque diferente para sorprender a Charlie. En la cocina, comenzó a preparar una selección de frutas frescas, tostadas francesas con canela y una jarra de jugo de naranja recién exprimido.

Cuando el desayuno estuvo listo, Alastor lo llevó en una bandeja al comedor. Justo cuando estaba dejando la bandeja en la mesa, Ángel Dust apareció, con intención de agarrar algo de la bandeja.

-Ni lo pienses, Ángel -dijo Alastor con una sonrisa afilada-. Esto no es para ti, es para la princesa.

Ángel Dust se rió, disfrutando de la oportunidad para molestar.

-¿Qué pasa el grandioso y atemorizante demonio de la radio enamorado de la princesa? Eso sí es nuevo -dijo con tono burlón.

-No digas tonterías, Ángel -respondió Alastor, su voz volviéndose más fría y amenazante-. Si sigues metiendo las narices donde no te llaman, puede que pierdas más que tu dignidad.

Ángel Dust levantó las manos en señal de rendición, aún sonriendo.

-Tranquilo, sólo bromeaba -dijo antes de retroceder.

En ese momento, Husk y Niffty llegaron al comedor, seguidos de Charlie, quien se desperezaba y sonreía al ver el desayuno.

-Buenos días, todos -dijo Charlie con voz somnolienta-. Huele delicioso.

-Buenos días, princesa -respondió Alastor, ayudándola a sentarse-. Espero que te guste.

Charlie comenzó a comer, disfrutando de cada bocado. La calidez de la comida y la atención de Alastor la hicieron sentirse especial y querida.

-Gracias, Alastor. Esto es increíble -dijo Charlie, sonriendo.

-Es un placer, querida -respondió Alastor-. Después de todo, necesitábamos algo especial para comenzar el día.

Después de desayunar, Charlie se levantó y se preparó para el día. Alastor la esperaba en el vestíbulo, donde Husk y Ángel Dust también estaban, listos para cualquier novedad.

-Bueno, chicos -dijo Charlie con energía renovada-. ¿Qué les parece si hacemos algo diferente hoy?

-¿Diferente cómo? -preguntó Husk, levantando una ceja.

-¡Podríamos hacer un nuevo comercial para el hotel! -dijo Charlie con entusiasmo-. Pero esta vez, vamos a hacerlo bien. ¿Qué opinan?

Ángel Dust soltó una risa y se levantó de su asiento.

-Me parece una idea fabulosa. Necesitamos más publicidad para este lugar.

Husk asintió, aunque un poco reticente.

-Supongo que podríamos intentarlo. ¿Qué tenemos que perder?

Alastor observó a Charlie con una sonrisa cómplice.

La Maldición de tu Amor (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora