CAPITULO XVII - [Parte 2]

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Finalmente, dejó el salón en orden y salió, Charlie dejó el salón de recreación con una sensación de satisfacción. Sabía que esos pequeños momentos de calma y creatividad podían marcar la diferencia en la vida de sus huéspedes, y ese pensamiento le daba energía para continuar con el día. Mientras caminaba por los pasillos del hotel, notó que todo estaba más tranquilo de lo habitual, lo que le permitió disfrutar de un momento de paz consigo misma.

Decidió que era un buen momento para revisar otras áreas del hotel. Quería asegurarse de que todo estuviera en orden y que sus huéspedes se sintieran bienvenidos y cuidados. Pasó por la cocina, donde Niffty estaba trabajando con su usual energía, y le dio un pulgar arriba cuando vio que todo estaba en perfecto estado. Luego, siguió hacia el vestíbulo, saludando a algunos de los demonios que se encontraban allí.

Mientras caminaba, no podía evitar pensar en Alastor. Su mente volvía una y otra vez al rato que habían pasado en el estudio de radio. Había algo en él que la intrigaba profundamente, y aunque sabía que no era un tipo fácil de leer, se sentía cada vez más atraída por su naturaleza enigmática.

Sin embargo, Charlie también sabía que tenía que mantener su enfoque en las responsabilidades del hotel. Había prometido hacer de ese lugar un refugio, y no podía permitirse distraerse demasiado, por mucho que su mente quisiera vagar hacia Alastor y lo que había pasado entre ellos.

Decidida a mantener el equilibrio entre sus responsabilidades y su vida personal, Charlie se dirigió hacia su oficina para revisar algunos papeles y asegurarse de que todo estuviera en orden para el resto del día. Pero justo cuando estaba a punto de entrar, se encontró con Husk, quien estaba apoyado en la pared con una expresión pensativa.

-Hey, Husk- lo saludó Charlie con una sonrisa-. ¿Todo bien?

Husk asintió, pero evitó mirarla directamente a los ojos, lo que hizo que Charlie se diera cuenta de que algo estaba en su mente. No tuvo que pensar mucho para adivinar qué era.

-¿Estás nervioso por la cita con Ángel?- preguntó, su tono más suave y comprensivo.

Husk dejó escapar un suspiro, dándose cuenta de que no tenía mucho sentido tratar de ocultarlo.

-No es que esté nervioso- respondió, aunque su voz traicionaba un poco su verdadera emoción-. Es solo que... no sé, hace mucho tiempo que no hago algo así. No quiero cagarla.

Charlie sintió una ola de ternura por Husk. Sabía que, detrás de su fachada dura y despreocupada, había un corazón que aún podía sentir y querer, aunque él mismo intentara negarlo.

-Husk, solo sé tú mismo- le aconsejó-. Ángel te quiere por quien eres, con todas tus manías y todo. Estoy segura de que él solo quiere pasar un buen rato contigo. Y recuerda, no tienes que impresionar a nadie más que a él.

Husk miró a Charlie por un momento, como si estuviera sopesando sus palabras. Finalmente, asintió de nuevo, aunque esta vez con un poco más de confianza.

-Supongo que tienes razón- dijo, su tono un poco más ligero-. Gracias, Charlie.

Charlie le dio una palmadita en el brazo antes de entrar en su oficina.

-De nada, Husk. Ahora ve y relájate un poco antes de la cita. Todo saldrá bien, ya verás.

Husk murmuró algo en respuesta, pero Charlie ya estaba dentro de su oficina, preparándose para revisar los documentos que tenía pendientes.

Paso un rato y Alastor apareció en la puerta de la oficina de Charlie con su característica sonrisa, aunque un poco más contenida de lo habitual. Charlie estaba inclinada sobre su escritorio, concentrada en los documentos que tenía frente a ella, su pluma moviéndose con rapidez mientras hacía anotaciones.

La Maldición de tu Amor (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora