CAPITULO XII - La Vengaza

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Al día siguiente, el hotel se despertó lentamente. Todos se reunieron en el comedor para desayunar, un ritual matutino que había comenzado a ser una rutina agradable. Charlie, con una sonrisa amable, servía café mientras saludaba a todos.

-Buenos días, Ángel. ¿Cómo dormiste?- preguntó Charlie, notando una leve sombra en el rostro de Ángel Dust.

Ángel sonrió con cierta incomodidad. -Ah, bien, bien, lo de siempre. Ya sabes, una noche más en el infierno- respondió, intentando restarle importancia.

Pero Charlie no dejó pasar los moretones en los brazos de Ángel. -Ángel, ¿qué te ha pasado? Esos moretones... no es la primera vez que los veo.-

Ángel desvió la mirada, su actitud despreocupada desapareciendo por un momento. -No es nada, princesa. Solo un mal día.-

Antes de que Charlie pudiera insistir, llamaron a la puerta. -Voy a ver quién es- dijo, levantándose rápidamente.

Al abrir la puerta, se encontró con un grupo de no más de 10 a 15 pecadores, todos con expresiones entre curiosidad y escepticismo. -¿Este es el Hazbin Hotel?- preguntó uno de ellos.

Ángel, siempre dispuesto a hacer una entrada, apareció detrás de Charlie con una sonrisa sarcástica. -¡No, aquí es un puticlub, no ves? Un venado sexy,- dijo, señalando a Alastor, -un gato que hace maravillas con la lengua- continuó, apuntando a Husk, -una mucama- añadió, refiriéndose a Niffty, -una princesita caliente- dijo, guiñando un ojo a Charlie, -y una prostituta de la más alta calidad- concluyó, con una teatral reverencia hacia sí mismo.

Charlie, con la cara completamente roja de la vergüenza, rápidamente intervino. -¡No, no, perdón por eso! Sí, este es el Hazbin Hotel. Estamos aquí para ayudar a quienes buscan la rehabilitación. ¿Están interesados en nuestro programa?-

Uno de los pecadores asintió, dando un paso al frente -Sí, estamos interesados. Escuchamos que aquí intentan rehabilitar a los pecadores, y algunos de nosotros queremos intentar cambiar-

Charlie sonrió con alivio y entusiasmo. -Eso es genial! Por favor, pasen y siéntanse como en casa. Les explicaremos todo el programa-

Alastor, observando la situación desde el fondo de la sala, se acercó con su sonrisa habitual - Bienvenidos, queridos amigos. Les aseguro que encontrarán este lugar... interesante, por decir lo menos -

Con los nuevos huéspedes instalándose, Charlie se volvió a Ángel, su preocupación aún evidente. -Ángel, por favor, hablemos después. Quiero ayudarte -

Ángel asintió con resignación. -Sí, sí, está bien, princesa. Hablaremos luego -

Mientras tanto, el grupo de nuevos huéspedes miraba alrededor del hotel, susurrando entre ellos y evaluando si realmente podrían encontrar una nueva oportunidad en ese lugar tan peculiar.

Charlie, decidida a hacer que el hotel funcionara y ayudar a todos, se giró hacia sus amigos. -Hola a todos- comenzó, con una sonrisa amable-. Lamento si los incomodamos antes. Queremos que sepan que están en un lugar seguro aquí en el Hazbin Hotel. Estamos aquí para ayudarlos a cambiar y encontrar una nueva vida. ¿Alguien quiere compartir por qué decidieron venir aquí?-

Un joven pecador, con aspecto de músico callejero, se levantó lentamente. -Yo... yo he hecho cosas terribles en mi vida. Robé, mentí y asesine a muchas personas. Escuché que aquí podía encontrar una forma de redimirme. Quiero cambiar, pero no sé si puedo.

Charlie le dirigió una mirada compasiva. -Lo importante es que estás aquí y quieres intentarlo. Eso es el primer paso. Estamos aquí para ayudarte a encontrar el camino.

La Maldición de tu Amor (Charlastor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora