36| Marido y mujer

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『-♠︎-』

« Calma, EunJi.»

Se dijo a sí misma mientras suspiraba constantemente y alisaba la tela suave de su vestido. Se miró nuevamente en el espejo y sonrió suave al verse allí con un largo vestido blanco y un corpiño pequeño sosteniendo su peinado.

Luego de un año en insistencia e insistencia todos los días JungKook logró convencerla de casarse con él por medio de la iglesia; ya que solo estaban casados por el civil.

- Hija, está todo listo. - su abuelo habló desde la puerta y la observó a través del espejo.- te vez preciosa... Tus padres estarían orgullosos. - suspiró una sonrisa y se acercó a ella.

- Gracias, abuelo... - no le salían las palabras, así que solo pudo decir eso y bajar su cabeza nerviosa.

Aunque llevaba más de dos años viviendo junto a JungKook y sus hijos, el matrimonio por la iglesia la ponía nerviosa. Un simple papel podría deshacerse en un divorcio, pero un matrimonio ante la ley de Dios los mantendría unidos para siempre; y eso sin duda era un paso enorme.

Sus hijos han de estar corriendo bajo el cuidado de EunRa y Jackson, confiaba en que esos terremotos se portaran bien antes, durante y después de la ceremonia nupcial.

YuGyeom con cuatro años era todo un hombrecito, inteligente, calculador, y sorpresivo. Además de parecerse a su papá físicamente; había heredado todo de él, desde su personalidad hasta su carácter.

La más pequeña, JongSu, tenía tan sólo un añito y siete meses, estando próxima a su segundo cumpleaños poseía una dualidad increíble, a veces la veía revoloteando por toda la casa o el jardín, y otras veces la veía sentada en una pequeña silla haciendo un dibujo sobre la mesa. También se parecía a JungKook, pero este decía que se parecía a EunJi. Y no podía negarlo cuando sonreía o cuando abultaba los labios en descontento con alguna orden.

Pero no había nada en el mundo que amara más que a sus hijos. No los cambiaría por nada.

En el camino hacia el altar todo parecía ir en cámara lenta, desde los niños llevando los anillos, hasta su esposo, que resplandecía en su traje negro con una flor blanca y amarilla en el bolsillo de su pecho izquierdo.

- Eres la mujer más hermosa del mundo. - halagó con suavidad mientras tomaba la mano delgada y delicada de la madre de sus hijos.

- Gracias. - susurró la rubia mientras sentía sus mejillas cálidas.

Luego de toda la ceremonia que terminó con un sí de ambos llegó la hora de la recepción. Bailando juntos al comienzo de la ceremonia y sonriendo mutuamente al mirarse a los ojos. Sus hijos se animaron al ver a todos los demás bailando al ritmo de la música romántica, haciendo que sus padres se separaran y bailarán con cada uno.

EunJi con su pequeño hombrecito bailaba mientras él desde abajo le sonreía divertido, contagiando una en los labios de su madre al instante.

JungKook por su parte bailaba con su pequeña mientras la cargaba en sus brazos y le sonreía rozándole la nariz con la suya, con ese amor paternal que lo caracterizaba.

Y en la noche... Según JungKook esa sin duda sería la noche más hermosa para ambos, pues sin ningún pequeño del cual encargarse, ellos se unieron nuevamente en un deseo por sentir de nuevo el cuerpo del otro, experimentando cosas nuevas y disfrutando cada segundo de ello.

Besando cada parte de sus cuerpos como si fuera la primera vez, dejando un camino húmedo en cada trazo, uniendo sus cuerpos luego con una parsimomia que poco tenían ellos; pero ese momento era especial para ambos, pues se tomaron cada segundo como único, y lo que sentían era incomparable.

On My Way © JK 「LIBRO 2」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora